Mes: agosto 2013
Reflexiones de una Licuadora: Notable cine Brasileño
Reflexiones de una Licuadora
Por: Darío Valle Risoto
11 El Tren Bala: El Cuarteto de Nos
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El Cuarteto de nos
Por: Darío Valle Risoto
Colorful: Una película intensa
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Por: Darío Valle Risoto
Los Insectos se mueven diferente
Por: Miss Fortune.
Unos neurobiólogos han profundizado en cómo las extremidades de los insectos pueden realizar ciertos movimientos sin recurrir a los músculos, un portento que ahora se confirma como una estrategia importante en la locomoción de los insectos.
Es bien sabido que algunos animales acumulan energía en estructuras elásticas. Tal acumulación de energía, comparable a la que se almacena en un muelle cuando se comprime, permite que se apliquen fuerzas de forma súbita y concentrada para generar movimientos que son mucho más rápidos que aquellos que podrían generarse por contracciones musculares solamente. Esto es fundamental, por ejemplo, para los saltos de las pulgas o de los saltamontes.
Sin embargo, el equipo de Tom Matheson, de la Universidad de Leicester en el Reino Unido, se sorprendió al encontrar fuerzas pasivas que contribuyen a realizar muchos de los movimientos ejecutados por las extremidades que fueron estudiadas, no solamente los movimientos rápidos y especializados que se necesitan para dar grandes saltos.
Esta nueva investigación indica por tanto que los mecanismos de almacenamiento de energía pueden operar en una gama mucho más amplia de movimientos, y ayuda a explicar cómo los insectos controlan sus movimientos valiéndose de una estrecha interacción entre el control neuronal y ciertos rasgos biomecánicos muy útiles.
Matheson y Jan M. Ache han comprobado que la estructura de algunas articulaciones de las patas de insectos provoca que éstas se muevan incluso en ausencia de músculos. Esas fuerzas, que se pueden describir como «fuerzas pasivas de articulaciones», sirven para llevar de regreso a la extremidad hacia atrás, a una posición preferida de descanso, sin tener que usar músculos para ello.
Los movimientos pasivos son diferentes en extremidades que tienen distintos roles conductuales y diferente musculatura, sugiriendo ello que la estructura de las articulaciones está específicamente adaptada para complementar la fuerza de los músculos. Todo esto sugiere un sistema natural de control motor para las extremidades de los insectos en el cual no todos los movimientos están dirigidos por músculos.
Por otra parte, lo descubierto en el nuevo estudio podría dar a los ingenieros nuevas maneras de mejorar el control de extremidades robóticas o de prótesis con capacidad de ejecutar movimientos.
Fuente:
Im Soo Yeon: Cuarta Visita
Im Soo Yeon
Por: Darío Valle Risoto
Olga Kurylenko: De Ucrania con amor
Día del Niño
Por William Puente
Hoy se conmemora el Día del Niño en Paraguay. No es una celebración festiva. Recuerda la Batalla de Acosta Ñu o De los Niños, la última de las grandes batallas de la Guerra de la Triple Alianza que se desarrolló entre 1864 y 1870, y uno de los episodios más crueles y sangrientos de aquel conflicto.
Entonces se habían unido los Ejércitos nacionales de la Argentina de Mitre, del Brasil del emperador Pedro II y del Uruguay del dictador colorado Venancio Flores para arrasar al Paraguay, el primer país de Sudamérica que tuvo hornos de fundición, como el de Ybicuí, ferrocarriles, hospitales modernos para la época y el mayor ingreso por cápita de la región, donde no había mendigos en las calles y que se autoabastecía sin necesidad de importar del Viejo Continente. Los tres aliados cumplían el mandato de Gran Bretaña, interesada en el algodón paraguayo y ansiosa por colocar sus productos en un mercado cerrado a sus exportaciones. Paraguay era un “mal ejemplo” para el continente.
Los dos mayores ejércitos del sur americano, más las tropas de Uruguay, con el respaldo de la mayor potencia económica y colonial de la época tardaron seis años en abatir la valiente resistencia del pueblo paraguayo. Para ello prácticamente exterminaron a toda su población masculina.
El 16 de agosto de 1869 una división de 20.000 soldados brasileños, con el apoyo argentino, combatió durante ocho horas contra una dotación de 3.500 niños paraguayos de entre 6 y 14 años de edad. Los aliados ya habían tomado Caacupé, destruido y desmantelado la fundición de hierro de Ybicuí, incendiado todas las casas de Piribebuy después de violar a las mujeres y degollar a los hombres, y avanzaban incontenibles hacia Barrero Grande. Bernardino Caballero intentaba alejarse con el batallón infantil encargado de empujar las grandes carretas cargadas con provisiones y algunas municiones, pero los chicos quedaron inmovilizados en el terreno pedregoso y formaron una fila defensiva en el campo de Acosta Ñu. Muchos se habían disfrazado con barbas postizas hechas con chalas de choclo, para impresionar al enemigo y hacerles creer que eran hombres, y los más sólo llevaban palos tallados con formas de fusiles, de modo que a la distancia parecieran formar un ejército bien armado.
Por la tarde se sumó la temible caballería imperial brasileña que en la primera carga rompió las filas de los defensores. Al advertir que aquellos soldados sólo eran niños, perdieron el miedo y llevaron a cabo una matanza indescriptible. Bajaban de sus cabalgaduras y los degollaban. Los niños se abrazaban llorando a las piernas de sus verdugos para rogar que no los mataran. El jefe de la división, el Conde d’Eu, ordenó el exterminio, que incluyó a muchas madres de los pequeños que habían corrido en su defensa. Al finalizar la batalla se contabilizaron más de 2.000 niños muertos. Los brasileños sufrieron 46 bajas. Hasta donde alcanzaba la vista, el campo de Acosta Ñu y los arroyos Yuquyry y Piribebuy quedaron teñidos por la sangre. Después los vencedores prendieron fuego los pastizales y sólo se escucharon alaridos de dolor.
Domingo Faustino Sarmiento justificaría luego con frialdad al finalizar la Guerra: “Si hemos vencido fue porque hasta a los niños paraguayos hemos matado”.
El Reino Secreto
El reino Secreto
Por: Darío Valle Risoto