Cuba si, yanquis… también
La Muerte de Fidel
Por: Darío Valle Risoto
Evidentemente la reciente muerte de Fidel Castro iba a reflotar una vieja discusión que parece no admitir términos medios, más como presunto anarquista intento encontrarle algunas explicaciones a esta cuestión que van más allá de lo que cada uno prefiera. Por otra parte definir a Castro como un dictador puede llegar a ser una posible palabra definitoria, más teñida de injusticia si tratamos de compararlo como lo hizo un periodista muy apreciado para mí con nada menos que Augusto Pinochet.
Desconocer que Fidel Castro y un grupo de revolucionarios llegaron para quitarle el poder a la dictadura de Fulgencio Baptista que con la anuencia de los Estados Unidos gobernaba por la fuerza la isla es no reconocer una verdad histórica indiscutible, que Cuba era el, cabaret, casino y prostíbulo de los yanquis mientras el pueblo se cagaba de hambre es tan cierto como que ninguna revolución puede llegar a tomar el poder sin cometer algunas injusticias y que luego de cada crisis de este tipo siempre habrá muertes y prisión de los enemigos, en definitiva enemigos de la mayoría del pueblo.
Perpetuarse luego a la cabeza de una revolución que por imperio de la necesidad o del oportunismo se volvió marxista es otra parte de la historia, recordemos que Cuba es una pequeña isla frente a los Estados Unidos y que desde que se ganó la revolución a la fecha, esta ha sido continuamente saboteada para derribar a Castro. Esto por supuesto que no justifica la pérdida de las libertades individuales de su gente pero al menos es una explicación posible.
El gran tema parece estar entre una forma de gobierno en que la salud y la educación están garantizadas universalmente para todos los ciudadanos pero se coartan las libertades y otras formas en las que hay libertad de opinión pero tanto la salud como la educación son parte de un mercado donde se compra lo que se puede y si no te jodes.
Cuando trato de explicarme a los comunistas y su amada: “Dictadura del proletariado” termino por preguntarme si de verdad ellos conocen tanto la condición humana que saben que la gente es hija del rigor y debe ser conducida por un grupo de iluminados hasta para lo que es mejor para ellos. Me duele comprobar que ni siquiera con el mejor sentido común las poblaciones parecen buscar su felicidad y en cambio prefieren adquirir imágenes difusas de esta, llamémosle a esto: Sociedad de consumo.
Por lo tanto creo que Fidel Castro de alguna forma ha sido para los cubanos como ese padre que amante y autoritario ha tratado de conseguir la felicidad para sus hijos con aciertos y errores como todo padre y que Cuba se descansó en su gran inteligencia y perspicacia aún dentro de un partido único que por supuesto que tuvo su parlamento y sus elecciones internas, pero que nunca se tomó la valiente opción de desprenderse del cordón umbilical del comandante. Veremos ahora que pasa.
Y si de los Estados Unidos se trata, creo que le dolió por siempre la insurrección de cuatro barbudos que le plantaron cara a uno de los imperios más grandes de la tierra pero que siempre luchó para no ser tomado como tal. Cuna de las libertades usamerica es un dechado de virtudes sobre la libertad de opinión y el derecho a protestar por lo que se quiera pero con un bipartidismo endémico que ofrece dos opciones de lo mismo mientras se solventa un gasto militar de los más grandes de la tierra y se mantiene en todo el planeta una suerte de vigilancia perpetua a por la democracia.
Por otro lado la cultura usamericana nos ha permeado a todos para bien y para mal, desde la Coca Cola, MC Donnals y por supuesto el cine y la música poco a poco nos fuimos volviendo rubios y con un chicle en nuestras bocas rozagantes de opiniones sobre la democracia pero paradójicamente contra cualquier intento de cambiar la explotación del hombre por el hombre.
Estados Unidos le ha dando innumerables cosas buenas al mundo, nos ha enseñado mucho y por sobre todas las cosas aprendimos de sus películas que un solo hombre puede cambiar la historia y ni hablar si está rodeado de compañeros leales o camaradas. Uno de ellos fue Fidel Castro.