Otro 1° de Mayo para conmemorar la dignidad obrera
Por: Darío Valle Risoto
La jornada laboral limitada a ocho horas, el período de descanso para comer en medio de esta, los días de descanso semanales, las vacaciones pagas, los seguros médicos, el derecho a un retiro después de años de trabajo, las horas extras pagas con un sueldo superior al habitual, la seguridad laboral, el derecho a cobrar una indemnización por despido, la posibilidad de cobrar parte del sueldo cuando se suspenden las actividades por falta de trabajo, cobrar en fecha, la ropa de trabajo, los baños adecuados en el sitio donde se desarrolla la jornada, etc.
Esta escueta lista no corresponde a dádivas o beneficios otorgados por un señor dios o al enorme corazón de patrones conscientes de que deben respetar a sus trabajadores como seres humanos sino que son el resultado de largas y cruentas luchas del movimiento obrero a lo largo del planeta desde un tal señor Espartaco a nuestra era, pero debemos reconocer que los obreros del mundo comenzaron a organizarse más y mejor luego de la aparición de la ideología de los señores Marx y Engels.
El primero de Mayo instaurado por las razones que todos ya deberíamos conocer no es una fecha de festejo sino la conmemoración de la lucha obrera y debe servirnos para reunir fuerzas y continuar la interminable lucha contra la explotación del hombre por el hombre. A todo esto y con lo antedicho un servidor se calienta un día sí y otro también cuando en las redes o en alguna conversación cara a cara alguien manifiesta su oposición a los sindicatos con diversas razones, todas ellas generalmente fruto de la ideología capitalista que a través de décadas sigue fabricando estos obsecuentes y sumisos laburantes que ven en aquel compañero que lucha en su sindicato como a un enemigo y al patrón como a un semejante y quizás hasta a una buena persona.
Si hay algo que tenemos en común mi patrón y yo es que: “Ambos vivimos de mi trabajo” pero no todos lo comprenden o lo quieren aceptar y prefieren ver a sus sindicatos como una especie de mafia corrupta a la que probablemente juzgan si haber militado siquiera un día o haber ido a alguna asamblea. Eso sí: cuando se consiguen algunas de las conquistas del primer párrafo hasta ahora ninguno de estos se ha negado a aceptarlas sosteniendo como personas integras que no las merecen porque nunca lucharon por ellas.
Siempre les digo que si no les gusta su sindicato que se afilien, que participen y si se da el caso como sienten que son personas más honestas que se postulen en alguna lista en las elecciones y listo. Pero es mucho más fácil tirar merde desde las redes y seguir haciéndoles el caldo gordo a los ilustres empresarios y patrones. Sí señor, los mismos que dado los casos: “capitalizan las ganancias y socializan las perdidas”
Así que mientras llueve denodadamente en Montevideo espero otro primero de mayo sintiéndome honrado de haber sido parte del S.A.G. (Sindicato de artes gráficas) desde el año 1984 a la fecha y por favor no saquen las cuentas de la edad de este pobre anarquista hoy jubilado.