Regresaré

Regresaré
Por: Darío Valle Risoto

Regresare tal vez algún día
A los campos aquellos
Donde todo era mejor
Cuando caía la lluvia
Y despertaba al sol

Volveré a verte
Desnuda inconsciente
De tu hermosa juventud
Y tu sonrisa iluminándome

No sufriré de nostalgia
Pero pienso en volver
Desatando al fin el tiempo
En que todo pudo ser.

Correremos descalzos
Sintiendo el pasto
Saltaremos al rio
Desnudos y velices
Para no crecer jamás.

Siete sueños

Siete sueños
Por: Darío Valle Risoto

El sol se equilibraba
En esa gota de roció
Y el poeta cantaba
Que lo suyo era mío

Había un sábado eterno
Y un viernes de promesas
Entre sus manos blancas
Llenas de rojas fresas.

En sus ojos vi universos
A los que jamás podré ir
Pero alcanzaba con ella
Para no parar de sonreír.

Cada día era una frontera
Hacia un nuevo país
Era en aquel domingo
En que creo fui feliz.

Y el poeta cantaba
Que lo suyo era mío
Cuando yo era joven
Todo parecía permitido.

Ahora vivo los lunes
Pensando en los domingos
Y caigo en tristes viernes
Y en sábados sin sentido.

Los relojes Infinitos (Poema)

Los relojes infinitos
Por: Darío valle Risoto

Se hundían los relojes en el mar
Los salvaste pero no así a tu pasado
Las agujas abren heridas
Que jamás podrán sanar
Pero aun así llegaste

Hubo una montaña oscura
Y un hombre que derramaba luz
Un fuego que lo quemaba todo
Hasta que te consumió el corazón.

No podrás nadar jamás en la dicha
Ni cosechar a los hijos de la noche
Cuando los cuervos regresen
Te encontraremos desnuda y gris
Sobre las arenas rojas
De todos los pasados remotos.

Hubo una montaña oscura
Y un hombre que derramaba luz
Un fuego que lo quemaba todo
Hasta que te consumió el corazón.

El horizonte presagia la tormenta
Aquel barco traía la muerte
Trepada y sonriendo en la niebla
Mientras los marineros muertos
Cantaban su última canción.

Cuando los cuervos regresen
Te encontraremos desnuda y gris
Sobre las arenas rojas
De todos los pasados remotos.

Un Consejo…

Un consejo… (Canción)
Por: Darío Valle Risoto

Abandonados estamos
En un camino oscuro
Como ciegos sin rumbo
Vamos a la muerte
Hermano, amigo.

No me digas nada
Todo parece inútil
O producto de
Un sueño absurdo
Pero en definitiva
¡Hay que vivir!

Si te embargan
Siniestras dudas
Sobre las derrotas
Que te van sofocando
Hermano, amigo
A pesar de todo
¡Hay que vivir!

Nadie vino a ganar
Nada va a perdurar
Solo en la memoria
Y en los recuerdos
Serán eternos
Los buenos sueños.
Hermano, amigo…
¡Hay que vivir!

La Montaña

La Montaña (Canción)
Por: Darío Valle Risoto

El subió a la montaña,
Y lo bajaron muerto
Fue a luchar por nosotros
Ya aprendimos a saberlo
Lo acribillaron a tiros
Y germinó en pensamiento.

El subió a la montaña,
Y lo bajaron muerto
Se la jugó por la vida
De los que aún no nacieron
Lo supo en el instante
En que se volvió eterno.

El subió a la montaña,
Armado de rojo y negro
Lo llamaron comunista
Poco importó su credo
Se la jugó por la vida
De los que aún no nacieron.

Él se fue a la montaña
Cordillera del destierro
Selva de los olvidados
Camino de siete pueblos
No murió, sigue naciendo
Replicado en sentimiento.

Los celos de mi soledad

Los celos de mi soledad
Por: Darío Valle Risoto

Hubo un instante en que el mundo
Fue un universo cerrado
Estaba ella y no había nada más
Y solo yo…contemplando.

Los planetas se distanciaban
Y todas las lluvias
Eran una única lluvia
Sobre un prado inmenso
De frescos sonidos verdes.

Quizás fue oportuno
Creer que no estábamos allí
Y que el cuento era ajeno
A nosotros mismos.

Ella contenía el secreto
Que todos buscamos alguna vez
Pero es comprensible
Que intentemos no saberlo
Jamás.

Estuve meditando los versos
Y los escribí y borre tantas veces
Que naufrague cubierto
De un mar de papeles tristes.

Acabe con insomnio y medio loco
Perdido en mis propios sueños
En mi mundo personal donde
La soledad es una compañera…
Demasiado celosa.

Esa mujer sin palabras

Esa mujer sin palabras
Por: Darío Valle Risoto

Descansa en la escarcha sublime
El fresco interludio de su piel
En ella confluyen todos los años
Y navegan los sueños del amanecer

Contienen sus ojos los universos
Que jamás podremos imaginar
Y cuando observo sus pies descalzos
Siento que voy a naufragar

No tiene una posible traducción
El lenguaje de su cuerpo desnudo
Pondría en palabras al infinito
Allí cuando de rosas se cubrió mi mundo

Inmaculada y lasciva virgen procaz
Ineludible bruja del anochecer
Cuantas palabras se te acercan
Pero ninguna te podrá comprender.

Bajo un fuego de agua (Poema)

Bajo fuego de agua
Por: Darío Valle Risoto

Una lluvia terrosa, infiel
Cae sobre Montevideo
Y los vidrios lloran soledad
Mientras me levanto.

Cruel y pensativa la noche
Poblada de insomnios
Me acusó de sedición
Por leer hasta el alba.

Acabados los héroes
Maniatados de infancia
Sollozan los espejos
Monstruos de la vejez.

Teñida de desesperanzas
El sosiego trae tormentas
Que insultan con mil truenos
Alfombrando mi oscuridad

Miré a los arboles lejanos
Allá en el congelado prado
Donde habitan los fantasmas
De la pobreza de mi barrio.

Que inútil será preparar
Un mate dulce y amargo
Para acompañarme el hastío
De vivir eternamente
Bajo fuego de agua.

Cuatro Mujeres (Poema)

Cuatro mujeres
Por: Darío Valle Risoto

Hoy le puse freno al olvido
Cerré los ojos y pude verlas
Cómplices de mi lujuria
Celosas de mi soledad…

Tuve cierto arrebato
De una locura senil
De una juvenil mirada
Pero fue un juego
De sombras…

Alcance a sentir el perfume
De sus cuerpos desnudos
Y volví al verano
De la eterna juventud.

Trepé a los arboles más altos
Persiguiendo el fulgor
De virginales atardeceres
En las playas del dolor.

En sus vientres calientes
Lamí la sal de sus primaveras
Y sentí el eco de sus sonrisas
Aplacar todos los llantos.

Hoy le puse freno al olvido
Cerré los ojos y pude verlas
Cómplices de mi lujuria
Celosas de mi soledad…

Arenas frías, arenas calientes (Poema)

Arenas frías, arenas calientes
Por: Darío Valle Risoto

Pies descalzos sobre las playas del tiempo
Perfectas simetrías de huellas y recuerdos
Tal parece que llegamos partiendo
Y sobre arenas calientes corremos.

Vimos allende de ese mar los países
Que jamás conoceremos
Las ciudades luz, los aeropuertos
Las islas de imaginarios sucesos.

Fuimos sin partir y regresamos
De los viajes a lugares dispersos
Cuantos anhelos quedaron perdidos
En relojes de campanarios muertos.

Soñamos dormidos pisando arenas
Sobre playas de lugares perfectos
Y revivimos al calor los veranos
Cuando solíamos soñar despiertos.

Viento, arena, mar y otros vientos
Tempestades pisando otros desiertos
Arenas calientes en miradas frías
Arenas frías en sueños sin comienzo.

Y allí las vimos a las musas desnudas
Contando la arena y buscando lo eterno
Sobre un mar que besará las playas
Donde vivimos nuestro instante tiempo.