Mi amiga Irma (1949)

1949 - My friend Irma (G. Marshall) USA

Mi amiga Irma 1949
Por: Darío Valle Risoto

Esta es una comedia de esas que son sencillamente perfectas con todo lo que significan estas dos palabras aparentemente antagónicas, más no lo son tratándose de buen entretenimiento de un cine clásico que siempre es bueno revisitar.

Las protagonistas son Jane, una joven que quiere ser secretaria para así casarse con su patrón millonario y vive con Irma una despistada amiga que solamente parece saber meterse en problemas mientras que tiene en Al a un novio muy poco honesto y alérgico al trabajo que vive de ella, de su amiga y de la ayuda social mientras se juega su dinero a los caballos.

Pero lo más interesante de esta película es la participación por primera vez en el cine del dúo: Dean Martín y Jerry Lewis los que literalmente se “comen” la película dejando a las chicas protagonistas con poco margen para lucirse y las pruebas las dará el futuro de estos dos comediantes que durante la década siguiente serían absolutamente incomparables tanto en el cine como en otros formatos incluidas sus apariciones en teatros o la televisión.

Por lo tanto esta película que introduce al dúo cómico es un interesante punto de partida para poder revisar la trayectoria de un Jerry Lewis que con o sin Martin demostró ser un verdadero genio de la actuación cómica tanto con sus diversas imitaciones, gesticulaciones, el canto y mil formas de entretener a las audiencias de todo el mundo.

Hace muy pocos días Jerry Lewis falleció, fue el 20 de agosto, había nacido en 1926, el mismo año en que nació mi padre y todavía queda imborrable en mi memoria aquella vieja revista usamericana que mi madre conservaba de cuando había trabajado con diplomáticos de los Estados Unidos donde había una foto de Jerry tirado en el piso con varios niños trepados en su espalda, nada menos que sus cinco hijos. Lástima no haberla conservado.

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Una historia insignificante

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Una historia insignificante
Por: Darío Valle Risoto

Ellos bajaron sucios y desalineados de la sierra, con hambre, cubiertos de barro y sudor. Saludaron como caballeros y pidieron pan con vergüenza porque sabían que en estas comarcas los campesinos pasaban hambre.
La madre de Lautaro los invitó a comer afuera como se solía comer en esos tórridos veranos en que la lluvia es más difícil de encontrar que a Cristo a la sombra de los algarrobos.

El que lideraba al grupo de seis hombres era un hombre de estatura un tanto más baja que el resto pero de una presencia gigantesca que solamente con el timbre de su voz hacía erizar los cabellos de la nuca.
Lautaro comió con ellos y miró entristecido a su madre, ella comprendió inmediatamente que se iba a ir con esos guerrilleros y que probablemente nunca jamás se volverían a ver.

Doña Hortensia fue al gallinero y trajo cuatro huebos, cuando los fue a envolver en un pedazo de papel, el comandante le acarició los blancos cabellos y le dijo que ya había compartido suficiente, que se llevaba más de lo que había venido a buscar y todos partieron de regreso a la sierra, incluso su hijo mayor que en esos tiempos contaba con diecisiete años.

Un tiempo después la doña viajó al pueblo a ver al doctor, tenía unas jaquecas insoportables que había aguantado hasta lo indecible porque no tenía dinero para pagar la consulta. afortunadamente el padre Miguel la acompañó y le dijo que no tenía que pagar nada, que con su fe en dios era suficiente. El medico no le dio buenas noticias y ella volvió a su humilde casa al pie de la sierra pensando en sus tres hijos que ya sin padre podrían quedarse también sin una madre que les cocine y proteja.

Pero la casa no estaba sola.
Los soldados habían llegado y uno de ellos zamarreaba a Juan cuando Hortensia llegó gritando que lo dejen quieto, que solo era un niño.
__ ¡Mamá! ¡Dicen que Lautaro está peleando con los comunistas!
Ella le suplicó al capitán que deje a su niño, el hombre le hizo un gesto al soldado que tenía por el cuello a su hijo que se quedó sollozando por lo bajo. Los dos más chicos se apretaron a él como para que no se lo lleven.

__ Mi hijo se fue con los guerrilleros hace dos meses, es cierto.
__ ¿Y por que no lo informaste al destacamento Hortensia?
__ ¿Por qué debería hacerlo?

Habían llegado en un camión, eran doce soldados y su capitán, se habían desplegado en torno a la casa, algunos pisotearon las plantas de maíz, dos de ellos se llevaron todas las gallinas del gallinero y al chancho y una bolsa de arroz que Hortensia tenía guardada debajo de la mesa de la cocina.

Antes de retirarse el capitán le advirtió que si no tenía noticias de su hijo el comunista iba a tener mayores problemas que quedarse sin comida. Subieron a su camión y se retiraron no sin antes decirle que agradezca que no le hayan quemado la casa.
__ ¿Y ahora que hacemos mamá? __Preguntó Miguel, el más chico que apenas tenía diez años.
__ Nos vamos para la sierra mi hijo, acá no tenemos nada.
__ ¿Pero allí no se esconden los comunistas, los subversivos? __Preguntó Joaquín que tenía doce.

La madre les ordenó que junten sus petates, rato después le prendió fuego a la casa y con sus hijos tomó camino entre los árboles subiendo el terraplén que daba camino a la sierra cubierta de selvas y hondonadas.

Juan el más grande llevaba entre sus cosas una foto de los cuatro hermanos con su madre sacada hacía tres años, pensaba en muchas cosas y al mirar atrás poco a poco se fue perdiendo el humo de su casa y comprendió que ya no volverían y que probablemente se iba a encontrar con su hermano para abrazarlo y preguntarle de una vez por todas algo que siempre le había intrigado.
__ ¿Es cierto que los comunistas tienen la cola puntiaguda como el mismo diablo?

FIN

Neo Vampiros 73: Ignacio y el lobo

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Neo Vampiros 73
Ignacio y el Lobo
Por: Darío Valle Risoto

Leticia se despertó en medio de un monte, desnuda y temblando de frío afortunadamente a unos doscientos metros encontró una casa humilde, tras golpear tuvo que derribar la puerta que no se resistió demasiado. Leticia era alta, de cuerpo torneado y piel muy blanca, tenía el aspecto de una joven con más de cincuenta años. Una de las pocas gratificaciones de ser una Licántropo.

Poco a poco regresaban los recuerdos como en una exposición de diapositivas, mientras se ponía un pantalón vaquero gastado que había encontrado en un ropero desvencijado.

Pensó en el neurólogo llorando porque ella lo abandonaba, llorando como un niño luego de que la ayudara a fugarse del psiquiátrico.
__Lo siento Ignacio, sé que estás enamorado de mí y es por eso mismo que debo dejar que te vayas, no es posible que sigamos juntos.
Pero él insistió y ella lo tuvo que obligar a parar el auto junto a un campo, nadie más transitaba por esa carretera al norte, caminó unos pasos y algunos caballos que pastaban cerca huyeron como presintiendo algo sobrenatural.

__Te lo dije varias veces, pero no me creíste, sos un científico que no cree en nada ¿No?
__Estás enferma Leticia, yo te quiero ayudar, sabes que acabo de arruinar mi vida profesional por vos.

Leticia se quitó parte de la ropa, no era necesario mirar a esa luna llena que se asomaba entre nubarrones de lluvia contenida, tampoco era necesario volver a mirar a los ojos de ese hombre frágil que estaba a punto de vivir la experiencia más extraña de su vida.

Sobreviene siempre como una crisis que se podría confundir con epilepsia, sin embargo esto cambia rápidamente cuando la piel comienza a descascararse y una pelambre gris azulada asoma por aquellas partes que han destrozado la ropa porque el cuerpo crece casi un cincuenta por ciento mas que su tamaño original, estamos hablando de una loba enorme con colmillos de unos cuatro centímetros de largo y ojos de brillo salvaje.

Ignacio Kenichán sufre un choque entre su cordura que lo llama a pensar que alucina y el golpe de la realidad que lo enfrenta a un animal que delante de sus propios ojos deja la piel y los cabellos de la mujer que amaba desparramados entre trozos de ropa.
__ ¡No puede ser!

Encontró un buzo gris bastante rotoso y también se lo puso, en un pequeño baño buscó agua y se lavó la cara, el espejo sucio le devolvió su rostro, lejos de los espejos de tantos hospitales. Ahora comenzaba a ser libre por primera vez en más de treinta años.

Dejó a Ignacio desmayado y corrió campo adentro, estar en la fase animal significa luchar continuamente contra los instintos primitivos y evitar por ejemplo haberse alimentado del hombre que la amaba, pero no sucedió así con las cuatro ovejas que devoró en un paroxismo de huesos destrozados y carne caliente.

Fluctuantes imágenes del campo nocturno, un río desbordado y un niño que se pierde en la oscuridad y de pronto se encuentra con un enorme lobo que él cree un perro, el animal tiene el hocico cubierto de sangre y se queda allí, entre la maleza petrificado con sus ojos amarillos mirándolo.

__ ¡Lisandro!, ¿Dónde te metiste gurí de mierda?
El niño miró para el lado de donde lo llamaba su madre, haya donde está la luz de las carpas y cuando quiso mostrar al perro, este ya no estaba, desapareció en la oscuridad.

Leticia se preguntaba por la razón de su escape, todos esos años pernoctó a voluntad en los loqueros y psiquiátricos, sin embargo hacía meses que sentía el llamado de la sangre. Una desazón que la obligaba a recapitular la historia de su familia, de aquellos que solo eran bosquejos en fotos adormecidas en retratos cargados de olvido. Alguien le dijo una vez que tenía una prima, que se llamaba Lorena Luna y el apellido de la familia era otra broma del destino.

El pequeño rancho seguramente era la propiedad de alguno de esos puesteros que recorren las estancias para perseguir a los ladrones de ganado, todo era austero y muy pobre, aún así se sintió una reina cuando se tiró en un camastro maloliente.
__ ¿Por qué me vine al norte? __Le vino esa pregunta a la mente antes de dormirse definitivamente.
Juicio y Castigo

 

Hombre que agradece (Poema)

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Hombre que agradece
Por: Darío Valle Risoto

Celebro esta vida en tus ojos negros
Y nada me asusta y soy un súper héroe
Si te tengo cerca, si me acaricias
Si me das aliento con tu voz salvadora.

Y cuando me despierto puedo volar
Si siento tu cuerpo tibio a mi lado
Y la música tiene más significado
Cuando la disfrutamos juntos.

Y la rosa es más roja
Y el cielo de mejor azul
Si tu desnuda me encierras
En cadenas de libertad
Porque estamos juntos
Aunque no lo comprenda
Porque no te merezco.

Y pienso en el destino
Supersticioso y fabulador
Que nos puso a salvo
En un mismo tiempo
En una misma dimensión
Aunque tú seas incomparable.

Y la lluvia es mejor lluvia
Y el viento adelanto de tu aliento
Y enfrento todos los huracanes
Si se que sos mi amante
Mi amiga, mi hermana
Mujer, cuanto tengo para decirte
Y que poco para darte…

Frasier: Una comedia imprescindible

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Frasier: Una comedia imprescindible
Por: Darío Valle Risoto

Hace ya un tiempo me atreví como en tantas cosas en esto de postear sobre mis gustos sobre el cine, la televisión o la música a hacer mi propio ranking de sitcoms, esto significó nada menos que intentar recordar cuales me parecieron mejores de todas las que he seguido y creo que me olvidé de Frasier.

Un gran error porque si bien había visto unos pocos capítulos allá por el año 1998 en que por primera vez tuve tv por cable, había quedado enganchado a ese particular siquiatra que comparte la profesión con su hermano Niles y desde el primer capítulo recibe en su lujoso apartamento a su padre “Martín” un retirado de la policía con su astuto perro: “Eddie”. Más o menos el elenco lo completan la fisioterapeuta y empleada de la casa, la inglesa Daphne y Roz Doyle la productora de Frasier Crane.

Aquí me quiero detener en que Frasier no ejerce la siquiatría como su hermano de forma ortodoxa, digamos, sino que tiene un programa de radio donde intenta con diversa suerte solucionarles los problemas que sus oyentes comparten al aire. No está demás señalar que las voces de los diversos oyentes durante todas las temporadas corresponden a conocidos actores, actrices y personajes diversos del arte.

Y probablemente por aquí haya nacido mi interés por mi experiencia en radio y desde luego también por mi enorme interés en el tema de la siquiatría que para bien de la humanidad por suerte no he estudiado profesionalmente.

Esta sitcom tiene hoy día diversas asociaciones por ejemplo con: “The Big Bang Theory” sobretodo por el lado de un protagonista como Frasier, un hombre que no se cree superior a los demás sino que: “Lo sabe” tal como Sheldon Cooper y también debo reparar que allá por la sexta o séptima temporada a razón de incorporar a otra profesional a la radio el papel lo ejerce nada menos que la actriz que luego interpretaría a la madre siquiatra de Leonard en la mencionada Big Bang, puras coincidencias, nada más.

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El fuerte de la serie está sustentado en la particular personalidad no solo de Frasier sino de su hermano Niles que quizás sea aún más perturbado que su hermano mayor con una esposa como Maris que nunca se ve pero es una presencia constante en toda la serie, otro parecido con The Big Bang en el caso de la madre de Wollowitz que se escucha pero casi nunca se ve.

Así que tenemos a un petulante y agrandado profesional con grandes problemas para conseguir parejas a lo largo de la serie, un cuarentón que separado de una extraña colega que algunas veces hace presencia para arrastrar su particular oscuridad y su hermano que tras separarse de Maris sigue enamorado de Daphne con irregulares esperanzas que se irán aclarando a lo largo de la séptima temporada. Aclaro que voy por la octava de once y que pese a que he notado cierto decaimiento a partir de la quinta igualmente me suele hacer despedir tamañas carcajadas por muchos motivos.

El sistema de comedias situacionales yanquis es realmente perfecto sobretodo porque se sustenta en la brevedad de historias que pueden seguir cierta continuidad pero se basan especialmente en gags donde la personalidad de los protagonistas oficia para reforzar estereotipos sociales que podemos compartir o no pero existen. Son elocuentes las menciones a la presunta homosexualidad de alguno de los protagonistas y hasta su padre debe aparentar que le gustan los chicos al verse involucrado con una señora que no le gusta, también encontramos en Roz la productora de Frasier a la típica treintañera que tiene grandes dificultades para conseguir pareja permanente o el humor inglés de Daphne y sus historias sobre su numerosa familia en la madre patria.FRASIER 2

En síntesis Frasier es una gran serie con una vuelo intelectual interesante sobretodo cuando el y Niles conversan sobre vinos, música, antigüedades, etc. frente a la absorta presencia del veterano policía de su padre que está convencido de que sus hijos son muy extraños mientras que su perro Eddie parece ser el único que verdaderamente lo comprende.
Esta serie se desarrolló desde el año 1993 al 2004 y el personaje proviene de la reconocida serie Cheers por lo tanto es un Spin-Off
Si nunca la vieron préstenle ojo porque vale la pena.

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Premio desconsuelo (Cuento)

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Premio desconsuelo.
Por: Darío Valle Risoto

Esta gente me pone nervioso, pero se supone que debo estar aquí calmado y en perfecta consonancia con la realidad sin salirme ni un ápice de este entramado social que realmente odio. Sobretodo los discursos, odio los discursos pero no tanto, claro, no tanto como a la gente que se cree importante por tener dinero o poseer determinado status.

Status y dinero últimamente son la misma cosa, un narcotraficante con collares de oro falso se codea con el premio novel de la paz sin filtro. Me parece gracioso, debería anotarlo para un futuro cuento.

Realmente espero que no me llamen aunque se que lo harán, a fin de cuentas envié esos catorce cuentos de mierda para este concurso y se supone que algún otario tiene que merecer este premio. Treinta mil pesos, como mil dólares usamericanos y casi unos cuantos euros y quizás sean como un millón de australes aunque creo que ya no existen… me parece que ahora el dinero argentino se llama: “Tinellis”…o Cristinos…bah, da lo mismo, papeles son papeles. Extraño los Patacones aunque no a Patoruzú… indio capitalista de mierda.

Esa flaca me mira desde hace rato y yo que creía que era lesbiana porque está al lado de esa cantante de tango que tijeretea de lo lindo, así me lo dijo Tatiana y ella como buena torta nunca se equivoca. Por lo menos los gays varones son más entretenidos, lástima que Mateo tuvo que irse a Francia con su nuevo novio, realmente lo extraño, es buen tipo Mateo aunque tenga un curioso sentido del humor que suele hacerme sonrojar, nada menos que a mi. El trashero metalero escritor anarquista del abasto al pasto.

La flaca me llama con el dedo, se debe pensar que soy un pelotudo, creo que no tengo la bragueta abierta así que me le podría acercar pero de verdad estoy cansado, en la puerta me hicieron una entrevista para un programa de televisión de esos que todos miran mientras se les consume el cerebro devorado por las citas luminosas de la conductora que tiene más tetas que neuronas, si tuviera una tendría aún mas. Ja ja.

Lo que me faltaba, luego de las menciones especiales demoran el premio del concurso y ahora subió una orquesta de cumbias al escenario, creo que si el infierno existe es un spa comparado con esta mierda de espectáculo, por lo menos puedo hacer apuestas conmigo mismo a ver cual va a ser el primer gordo cornudo que se va a poner a bailar: “Mayonesa”.
Faltaba más: Odín Rodríguez dejó a su esposa que es un verdadero muestrario viviente del botox y se puso a mover ese culo inmundo al son de la mayonesa. Nada puede empeorar, nunca quise tanto que el coreano tire todos sus misiles juntos pero para este lado. ¿A que padres enfermos se les ocurre ponerle “Odín” a este engendro de la naturaleza?

Presidente del club de industrias, de dos agencias publicitarias, dueño de una cadena de tiendas y de varios hoteles alojamiento…bah, muebles. Solamente le falta ser presidente de la república aunque no me extrañaría con los antecedentes que todos conocemos.

Y la gente que pide otra mientras la flaca mira que yo ni bailo ni miro y se para y sale a la pista a bailar ese bochorno con otro tipo que estaba detrás de mi mesa. Nunca me he sentido tan feliz de que no haya sido a mi que me mirara una mina por más buena que esté con ese vestido azul, buenos zapatos también. ¿Me estaré volviendo gay?

Por suerte volvió Luisa después de recibir las instrucciones. Luego del bis de estos maravillosos músicos me van a presentar, me entregarán el cheque el diploma, el puto trofeo y tendré cinco minutos para decirles unas palabras a esta falange súper idiota de gente vestida como para el carnaval de Venecia del subdesarrollo. Debo subir por la derecha y bajar por la izquierda mientras le doy la mano a esos cuatro viejos que representan no se que clase de club literario pero tengo la leve impresión de que uno de ellos es el mismo Hemingway.

Supongo que lo de la banda cumbiera fue una cabalgata de éxitos porque todos se ven: excitados, alteraditos, mamados y felices, creo que me voy a ir al carajo, lamento lo del cheque pero esto es demasiado.
Le di un beso a Luisa antes de decirle que voy al baño, espero que ella sepa resolver mi desaparición.

FIN

Dos hombres en blanco (Cuento)

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Dos Hombres en Blanco
Por: Darío Valle Risoto

__ Todo Blanco
__ Paredes, techo, piso, todo es lo mismo como si fuéramos: nada.
__ Puedo oírte, señal de que somos algo; acaso dos personas.
__ ¡Estamosatrapados! ¡Dejemos de correr!
__ Me llamo Andros y nací en Taya.
__ ¿Maya?
__ Taya, es mi planeta.
Se tocaron uno al otro, poco a poco se notaron los cuerpos, uno más bajo que otro. Ambos eran humanoides si eso podía significar algo.
__ Esto es un corredor, debe ir a alguna parte, estamos atrapados. ¡Por Rao que puedo jurarlo!
__ ¿Quién es ese tal Rao?
__ Mi dios, nuestro dios, el hacedor de todo esto.
__ ¿Qué es “todo esto”, si apenas podemos vernos dentro de tanto blanco?
__ No blasfemes; a propósito: ¿Cómo te llamas?

__ Mi nombre es Ginos y nací en la tierra, hace tiempo, yo era… yo era un hombre triste y desgraciado, creo que ahora también lo sigo siendo, aunque ya no tengo aquel cuerpo enjuto y despreciable. ___Dijo tocándose la barbilla.

__ Eres bello.
Encontraron que el corredor se ensanchaba y daba a una especie de recinto circular que terminaba en una puerta gris o menos blanca que el todo blanco. inútilmente intentaron abrirla, en medio había una mesa y dos sillas también blancas.
__ ¿Si al menos hubiera una ventana?

Ginos fue el primero en sentarse, era alto, tenía el pelo color rojizo, Andros era completamente calvo, más bajo y con la nariz muy pequeña pero de ojos color azul casi como el color de su piel también azul pero más pálido.
__ Creo que estamos en el espacio, abrir una ventana sería la muerte. __Opinó Ginos mirando al techo abovedado tratando de descubrir de donde provenía la luz amarillenta que lo envolvía todo.

__ Estamos en la mente de alguien o de uno de los dos, creo que solamente somos una idea que un sujeto está escribiendo en una parte muy lejana del cerebro.___Agregó sin mirar a su compañero.
__ Tengo hambre.
Sobre la mesa apareció un plato con media docena de galletas, Andros masticó una con cierta desconfianza, tenía gusto a ciruelas con una pizca de hojas de cascanas.
__ Se que soy humano. __ Dijo Ginos mirando a su contertulio de piel azulada y cabeza sin cabellos. __ ¡Pero tu no lo eres!
__ No blasfemes, ¿Qué es la tierra?
__ ¿Quién es Rao?
__ ¿Qué es blasfemes?
__ No te pongas pesado, una pregunta por vez es educado, muchas preguntas: son una agresión.
__ Me quiero ir de aquí, me estás causando daño, eres bello pero implacable en tus designios, no me simpatiza estar cerca de tu persona.
__ Tayano, si te quieres ir, me gustaría que lo intentes, estamos atrapados en este blanco de mierda
__ Tayatano, se dice: Tayatano., extraño la selva de mi planeta con los árboles de cascana y las colinas donde brilla nuestro sol y la ciudad de Miralla donde nací de los huevos que puso mi madre Krilla.

El humano también masticó una galleta, era insulsa pero era alimento, o eso suponía mientras observaba al hombre más bajo, seguramente un alienígena quizás tripulante de esa nave que lo tenía prisionero, probablemente estaba puesto allí para sonsacarle algo.
__ ¿Cómo llegaste aquí?
__ Me secuestraron cuando fui al bosque a por caza una tarde hace mucho tiempo. ¡Si lo hubiera sabido!… __Se puso a llorar y apoyó la cabeza calva entre sus manos.
__ Nadie sabe nada, pero si hubieras sabido: ¿Qué?

__ Me hubiera despedido de mi familia, ahora están solos sin padre ni guía, solamente Rao en su misericordia podrá protegerlos.
__ ¿Y tú?
__ Me suicidé un domingo de invierno, después de escribir tres cartas: una a mi mejor amigo, otra a Leonora y la última a la policía o al juez…a quien se haga cargo de mi cadáver.
__ No es posible que estés muerto y si lo estás, tal vez también lo esté yo. __Dijo Andros con una evidente expresión de terror en el rostro.

Ginos se encogió de hombros, al hacerlo por primera vez recapacitó en que llevaba un overol color amarillo, eso en definitiva era lo que más los diferenciaba del todo blanco alrededor. Andros también llevaba una prenda exactamente igual aunque iba descalzo, tenía solo tres dedos enormes en cada pie, sin embargo sus manos eran iguales a las del humano que calzaba botas negras.
__ No mires así mi cuerpo.
__ Tus pies son deformes Tayano.
__Tayatano, mis pies son normales y no como los tuyos negros y raros.
__ Estas son botas y muy cómodas, sirven para proteger nuestros pies al caminar.
__ ¡Qué raro vestir los pies!
Gino volvió a encogerse de hombros, comenzó a recordar que fumaba, también que cuando se había intentado ahorcar algo le pegó fuerte en la cabeza pero fue como desde adentro, quizás eso era la muerte.

__ ¿Así que tenías esposa en tu planeta de gente azul Tayatano?
__ Esposa y cuatro crías, ella puso buenos huevos en la temporada de apareación, creo que volveremos… a menos que ya no vuelva, iba a decir que quisiera fertilizarla nuevamente.
__ Yo tenía a Leonora, era mi amante, novia, yo que sé, mierda si ahora importa algo de eso. Creo que nos están observando
__ ¿La fertilizaste alguna vez?

El humano lanzó una carcajada y le contestó que al principio casi a diario, el Tayatano no pudo disimular una expresión de asco.
__ ¡Por Rao!, ¡Eso es inmundo!, Fuera de la época es blasfemia.
__ Sos un puto de mierda Tayatano, deberías darte cuenta de que somos dos especies muy diferentes aunque tengamos cabezas, brazos y piernas, yo soy humano y tú un bicho azul que ya me tiene los huevos llenos con ese dios cagado. Y no me refiero a los que pone tu esposa.

El hombre azul no comprendió exactamente las palabras pero si que estaba siendo agredido así que levantó su puño cerrado pero el humano golpeó primero y lo derribó de un derechazo justo en medio de su pequeña nariz.
__ Por lo visto mis lecciones de boxeo sirvieron de algo.
Cuando intentó despertarlo comprobó que estaba muerto.

El blanco fue desapareciendo, todo se empequeñeció hasta ser solo un punto que se deshizo en el espacio.
Gino Batalla se despertó en una cama de hospital, una enfermera lo miró y fue a llamar al médico, cuando se sentó sintió que estaba profundamente mareado, poco a poco recordó su intento de suicidio y se sintió muy avergonzado.
Pero más remordimiento le causó recordar que había matado a ese pobre hombre azul.

FIN.

Su sombra y yo

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Su sombra y yo
Por: Darío Valle Risoto

Vi su sombra recorriendo el parquet
Y supe sin verla que iba desnuda
Sentí el aroma silvestre del perfume
Y no era perfume, era su juventud
Supe que podría amarla tanto
Que sentí espanto de mi ineptitud.

Ella y su sonrisa que cosecha perlas
Ella con sus pechos emulando al sol
Ella con esas impensables piernas
Y yo tan solo como un cobarde yo.

Aquellas sabanas tan blancas que vi
Entre sus piernas la flor de la inmortalidad
Y sus brazos apuntando a mi cuello
Y sus labios robándome la realidad.

Verde más verde de su mirada procaz
Nalgas sus nalgas son todo lo que hay
Cabello como ríos de trigo y resplandor
Sus manos son sus manos el fin restaurador
Veneno no hay peor veneno que el amor
Y esa juventud que me quiere suplicar
A que done a cambio…
Mi libertad.

Vi su sombra recorriendo el parquet
Estaba allí y me quería secuestrar
Entre el cincel de sus curvas
En la pátina de su pintura ideal
Ella de ojos verdes me quiere amar
Y yo solo yo que no puedo despertar.

Aquellas zafras en la Imprenta

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Aquellas Zafras de la imprenta
Por: Darío Valle Risoto

La primera sirena sonaba a las seis y veinte y la segunda a las seis y media para dar el último aviso de entrar a trabajar.

Entré en 1982, cuando la dictadura daba sus últimos estertores pero quizás aún este servidor no había llegado a comprender que hay diversas formas de someter a los hombres y no solo bajo gobiernos cívico-militares.
Los talleres estaban dentro de un gigantesco edificio edificado especialmente para albergar una de los talleres gráficos más grandes del país con capacidad para tener trabajando a varios cientos de obreros dentro de sus tres secciones sin contar los depósitos ni las oficinas.

Tenía diecinueve años y la experiencia de haber trabajado en una pequeña fábrica de carteras casi familiar, por lo que en mi primer día me impactó ver en la encuadernación un enorme movimiento, ruido de máquinas y voces de los empleados que como yo temporales entrábamos a producir para la época de zafra principalmente miles de cuadernos escolares.

En aquel momento tuve la equivocada convicción de que no iba a durar mucho, pero al terminar la zafra quedé efectivo, quizás porque rápidamente aprendí a manejarme en algunas tareas como la máquina de engrampar automática y ser buen ayudante tanto de cortadores como de la máquina de doblar la que a la postre sería donde terminaría siendo oficial durante varios años.

Desafortunadamente los talleres Barreiro y Ramos eran un lugar donde había un ambiente de trabajo signado por un montón de absurdos reglamentos que iban: desde marcar una tarjeta de producción que incluía un máximo de quince minutos diarios “de baño” hasta ser sometidos al arbitrio de tres supervisores más preocupados de que la gente trabaje incómoda que de que se produzca con eficiencia y calidad.

Lo único bueno que los trece años que me tuvieron dentro de esos recintos trabajando en prácticamente todas las máquinas de encuadernación pero siempre al mísero sueldo de la categoría tres, fueron dos compañeros que conocí allí: el primero fue Eduardo Romero, gran anarquista y quien me enseñó todo lo que ahora me lleva a escribir sobre este período de mi vida y el otro fue: Juan Torradefló, un personaje fabuloso que me instruyó en la épica del rock con todo lo que esto ha significado y significa en mi vida. Con Juan fuimos grandes amigos y con Eduardo tuvimos más una relación de compañerismo en el trabajo más por el lado sindical lo que no evitó que fuéramos fuera de esos recintos también amigos aunque no tan cercanos como lo fuimos con Juan.

El resto del personal tenía como en todos lados a todo tipo de personas y con el correr de los años si bien siempre me llevé bien con casi todo el mundo, rápidamente comencé a darme cuenta de que a veces los propios obreros son los artífices de su propia explotación, permitiendo se los destrate a cambio de promesas constantes o de una mejora salarial que indefectiblemente nunca llega o sirve para sacarlos de la pobreza económica o de su miseria intelectual.

Así sin proponérmelo me volví un escéptico anarquista, ateo y amante del heavy metal que desde la muerte de mi padre en 1983 quedé al frente de mi casa y tratando de “apechugar” contra una situación económica que recién llegó a mejorar un poco después de que renuncié para irme a otra imprenta en 1994 a ganar mucho más y donde por primera vez en mi vida trabajé cómodo, aunque en ese caso el mal ambiente de trabajo no venía de la patronal sino de algunos compañeros realmente miserables como personas. Pero eso será otra historia.

La zafra iba prácticamente desde noviembre a marzo con algunas pequeñas diferencias, principalmente se fabricaban miles de cuadernos para la escuela, cuadernolas universitarias y los eternos libros del Banco de Seguros del Estado que me tocó doblar en mi máquina durante varios años. Pensemos que era unos ochenta mil ejemplares de un libro de diez pliegos por lo que había que trabajar tres turnos en la máquina de doblar siempre con la exigencia de más y más producción.

A poco de quedar a cargo de la dobladora me percato que mi sueldo estaba más sumergido que el de muchas otras tareas por un error en la evaluación hecha sobre estas muchos años antes, así que mi categoría era la tres mientras que por ejemplo un compañero en otras tareas menores cobraba la cinco.

Lo peor de esto es que nunca me iban a aumentar por encima de mi categoría ya que alrededor del año 86 ya me habían calificado como un “sindicalista”, “agitador” y quien sabe que bellezas más y todo porque en las asambleas solía tomar la palabra y militaba con regularidad en el sindicato gráfico. Todo dicho, más realistas que el rey creo que me veían como una especie de: “Che Guevara” y eso probablemente porque había gente que le chismeaba a los supervisores una sarta de estupideces sobre mi que hoy día me llenan solamente de orgullo.

Y si bien siempre fui una persona educada, desde un principio me di cuenta de que los mandos medios son una verdadera mierda y que si estos trabajan para patrones que los mantienen en sus puestos, por algo será por más que algunos ingenuos creían que los patrones estaban ajenos a esto. De esta manera como mi situación económica era muy endeble y porque afortunadamente podía ir a estudiar de noche me mantuve trabajando allí con el pleno conocimiento de que estaba rodeado de gente extraña a mis convicciones tanto de un lado como del otro del mostrador.

Eduardo fue delegado suplente durante todos los años en que trabajamos juntos, recuerdo montones de situaciones yendo al sindicato, verlo en pleno invierno gastando plata de su propio sueldo para colaborar con una olla sindical o yéndose desde la teja al sindicato a pie por negarse a pedir dinero para el boleto. Eduardo era un libertario de verdad que se dolía y mucho de ver cuando los compañeros eran unos alcahuetes con los jefes, como aquella flaca estúpida que salió del taller para felicitar al patrón porque había cambiado el auto.

Hubo cientos de situaciones que me hicieron reflexionar sobre la proverbial miseria de los obreros que carecen de conciencia por más que de la boca para afuera defiendan supuestamente pensamientos de izquierda. Hubo un oficial cortador de guillotina que cobraba suculentos sobre sueldos por súper producción todos los meses y el tipo era socialista. Hasta que un día le dije que el explotaba a los ayudantes haciéndoles correr como locos para cobrar más dinero y estos recibían un salario mínimo.

¿Y se creía socialista? Desde luego que casi me pega una piña y el tipo era enorme, nunca más me pusieron a ayudarlo por esto y porque curiosamente cuando yo le ayudaba el tipo no podía producir tanto ya que este servidor se volvía sorprendentemente lento.

Con Juan en cambio nuestra amistad giraba en torno a la música y mejor afuera del taller, porque adentro discrepábamos mucho con el tema laboral sobretodo porque el trabajaba en una sección llamada “Valores” (Se imprimían chequeras, etc) donde entraban solo los acomodados que metía algún jefe o supervisor y resultaba de esto una pequeña élite de casi “empleados públicos” que en cierto conflicto casi convencen de no parar porque su trabajo era: “Esencial” por lo que me vi exigido de hacerlo público en una asamblea general del sindicato con las consiguientes amenazas de “cagarme a piñas” de uno de sus colegas que también se creía socialista y casi se vende por unos pesos de porquería.

Todos los años seguían entrando decenas de compañeros solamente por tres meses, y siempre tanto Eduardo como un servidor nos hacíamos amigos de los nuevos, tratábamos de hacerles las tareas más fáciles y de combatir ese estúpido concepto de: “Pagar derecho de piso” con esa abominable costumbre de complicarles la vida a los novatos de algunos imbéciles de poca memoria porque alguna vez ellos también fueron nuevos y torpes.

Esto traía aparejado que los supervisores les pidieran a los nuevos que no se juntaran con nosotros y siempre sucedía todo lo contrario al punto de que a la hora del descanso siempre terminábamos comiendo tanto Eduardo como yo rodeados de un montón de pibes que se mataban de la risa de nuestros chistes y anécdotas.

Y lo primero que les decíamos era que no creyeran que iban a quedar efectivos todos, que era duro pero era cierto y que las promesas de aumento de sueldo y efectividad eran una verdadera mierda, lamentablemente los pocos que no nos creían lo comprobaban cuando expiraba su contrato y se quedaban en la calle después de agachar el lomo todo un verano muchas veces doce horas de lunes a sábado y yendo los domingos también.

¿De que sirvió todo esto?
Los talleres Barreiro y Ramos se terminaron cerrando por el año noventa y ocho más o menos, yo ya no estaba allá pero como vivía a la vuelta más o menos seguí de cerca todo el tema de cómo dejaron en la calle a más de ochenta personas y sin siquiera el merecido despido que la mayoría cobraron al 50% unos años después.

¿De que sirvió pasarse veranos enteros trabajando de sol a sol?
Las empresas se funden pero no los empresarios, los trabajadores siguen siendo trabajadores y habrán de buscarse otro explotador para seguir sobre viviendo mientras estos señores se reciclan constantemente en nuevas empresas y siempre se quejan de los sindicatos.

A todo esto tengo la satisfacción que recordé siempre lo que decía mi padre: “Hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar” por lo que pronto dejé de hacer extras en los talleres Barreiro y mi limité a vivir con ese sueldo miserable de la mejor forma posible pero disfrutando de mi tiempo libre para estudiar o para rascarme y no me arrepiento. Aún tengo el hermoso recuerdo de salir en verano a las catorce y treinta e irnos a la playa con Eduardo mientras la mayoría del plantel se quedaba haciendo extras y eso no tiene precio.

Lamentablemente Eduardo Y Juan fallecieron hace años, fueron dos personas fundamentales en mi vida y a ellos está dedicado este humilde artículo.