Sonría, lo estamos filmando
La Seguridad en el Uruguay
Por: Darío Valle Risoto
Todo parece indicar que el tema de la seguridad va a ser muy importante en las próximas elecciones a por el gobierno de este país, si es que no se produce un cambio sustancial en las políticas sobre el tema que hoy nos convoca. De una absurda: “sensación térmica” sobre los delitos pasamos a que ahora si se admita que la cosa no está nada bien y aquella consigna de vieja asustada de: “Nos están matando a todos” cobra algo de certeza en las autoridades del ministerio del interior, más a la fecha seguimos igual o peor.
Ingenuamente algunos o muchos piden el cambio del ministro que está muy atornillado a su sillón porque pertenece al MPP un grupo mayoritario dentro de la coalición de gobierno que hace sentir su peso a la hora de medir votos, ingenuamente digo porque si de fondo no se cambia radicalmente la política en este tema seguiremos igual aunque “Peteco” esté al mando. Por lo pronto aunque tarde algunos ya se están dando cuenta que la política aquella de que hay que reinsertar en la sociedad a los criminales no siempre funciona, es más: generalmente falla.
Que las cárceles “son una escuela de delincuencia” es otro eslogan de viejas asustadas porque en realidad las cárceles son una guardería donde reencontrarse con amigos o antagonistas de un mundo al que los seres digamos: “normales” ni siquiera podemos comprender y mucho menos modificar más no sea con políticas de choque con mucho de fascismo y nada de ONGs que pongan a los presos a cantar murgas o rezar padres nuestros. Cuando salen pronto o tarde vuelven en su gran mayoría a su vida de siempre. ¿Qué se pensaban?
Es imposible reinsertar en la sociedad a personas que jamás pertenecieron tal como la conocemos a ella y que viven en una especie de dimensión paralela con valores y formas de vida de la que tenemos poca idea. El concepto de la vida y el valor que esta tiene es por lo pronto muy diferente a lo que usted, yo o las viejas asustadas piensan y se circunscriben en una fórmula rayana con el instinto animal de conservación de “su” especie que nunca comprenderemos cabalmente porque somos distintos, más distintos de lo que creemos, desde la cuna y hasta en el propio ADN.
“A los pichis hay que matarlos a todos” dicen algunos y esta hermosa consigna encierra a sí mismo el germen de una sociedad día por día cada vez más violenta, algunos políticos pretenden ganar votos canjeándolos por miedo y quieren al ejército en las calles combatiendo el crimen tal como si se tratara de una guerra convencional . Los que aún conservamos algo de memoria sabemos muy bien para qué sirven los soldados de este país porque recordamos que la dictadura fue el producto de las medidas prontas de seguridad implantadas para acabar con cuatro gatos locos llamados MLN y que por ahí los milicos se quedaron más de una década compartiendo el poder con la misma clase dirigente que todavía nos manda: Industriales, terratenientes, banqueros y el clero son los verdaderos poderosos de este país como de casi todo el mundo. No seamos giles.
“Ahora te matan por cuatro pesos cuando antes te robaban y nada más” parece en este caso si ser una consigna cierta, pero eso también es el reflejo de una sociedad donde los valores de la solidaridad y el humanismo parecen cosas del pasado. Pienso que si mi vecino, aquel tipo igual que yo ya no sabe siquiera conversar con las maestras de sus hijos y llega a la violencia física para demostrar su descontento, algo no anda bien desde lo cotidiano y por lo tanto no podemos esperar que el bajo mundo criminal nos regale margaritas.
La violencia como producto vende mejor que nunca, la violencia a través del miedo se inocula día por día por medio de los programas de noticias y hasta de entretenimiento de toda la prensa de este país. Radios, televisión y periódicos exponen lo crudo de vivir en el Uruguay violento y en sus noticias siguen aportando su granito de arena para sostener el sentimiento de que estamos cada vez peor y por ende muy jodidos.
No está mal informar pero estamos llenos de opinadores que una y otra vez repiten que estamos mal y poco o nada aportan para que al menos pensemos en una solución, por ahí algunos reparan en que tenemos una policía inútil por más que esté mejor pagada y equipada que nunca y pocos dan cuenta que estas enormes inversiones en seguridad con cada vez más cámaras en calles y comercios solamente sirven para vigilarnos a usted o yo pero que a los que afanan y matan les importan un reverendo cacahuete.
Que los criminales entran por una puerta y salen por otra es otra consigna que bien puede ser cierta, la opinión pública además de pedir soldados en las calles también bocina que jueces, abogados y fiscales dejan sueltos a muchos sin comprender que deben haber pruebas para meter en la jaula a una persona y que siempre es mejor tener a un delincuente suelto que a un inocente preso por más que nos cueste aceptarlo.
Así que para terminar tenemos a un Uruguay con una de las mayores tazas de policías por habitantes del planeta, también con una gran cantidad de presos por miles de habitantes y tristemente con un crecimiento imparable de asesinatos que en este año 2018 parece que va a ser un triste récord, de entre ellos las muertes de mujeres por parte de sus consortes o ex parejas son un punto por demás preocupante.
Se me ocurre que deberíamos tomar en cuenta el factor de la educación y por sobre todas las cosas la calidad de vida de miles de uruguayos que viven en estamentos marginales donde es innegable que se manifiestan los rasgos mencionados anteriormente de un mundo criminal del que solamente conocemos los resultados cuando nos afectan personalmente o los opinadores de los medios muy gratuitamente ponen sobre la mesa echando miedo como quien riega margaritas en la población.
Paradójicamente la mayoría de los policías provienen de esos estamentos sociales medios bajos y bajos y son quienes más conocen esos códigos y por lo tanto no es raro que haya corrupción o simplemente negligencia a la hora de combatir el crimen en los barrios de Montevideo o del resto del país. Estamos a años luz de una policía profesionalmente preparada si ni siquiera van a prácticas de tiro o los vemos patrullando con sus ojos puestos en sus celulares alejados de una actitud vigilante como debería ser. Y algunos personajes absurdos pretenden encima de esto meter a soldados de cuartel investigando crímenes o arrestando personas.
A todo esto la sociedad responde con consignas fascistas y por lo tanto descabelladas criminalizando a los pobres y separando aún más una brecha económica que la coalición de gobierno a agrandado desde su primer mandato en una política neoliberal que precisamente se nutre de pobres cada vez más pobres y ricos cada vez más ricos, de la paulatina caída en los índices educativos y por sobre todas las cosas de una perpetua sensación de miedo y terror en los ciudadanos que facilita que nos sigan gobernando los gorilas de siempre aunque se disfracen de tristes émulos del Che Guevara.
Con cada noticia y ciudadano que repite como vieja asustada: “Nos están matando a todos” beneficiamos en ese submundo criminal la idea cada vez más fuerte de que el mundo les pertenece y nada podrá cambiarlo. ¿No les parece?