Mucho policía, poca educación
Por: Darío Valle Risoto
La semana pasada se viralizó, al menos en el Uruguay, un video tomado desde un celular donde una joven empleada de una panadería discute con dos policías porque aparentemente estos iban en una patrulla y por mirar a una mujer casi la atropellan.
Alguien grabó la insólita discusión entre una chica con muy poca educación enojada por el desmadre de los agentes y la poca capacidad de estos para dialogar con una persona común y corriente sobre algo que se hubiera zanjado sin mayores contratiempos si al menos una de las partes tuviera algo de sensatez y probablemente también: “profesionalismo” si nos referimos a los uniformados.
Hay algo inobjetable y es que a la mayoría de los uruguayos no nos gustan los policías, las razones van desde el triste recuerdo de su protagonismo en la dictadura y la indiscutible situación en que alguien se enlista para formar parte de “la ley”. Vamos a ser claros: la policía uruguaya salvo excepciones, que desconozco, proviene de los mismos bolsones de pobreza que los delincuentes comunes y por lo tanto no es fácil encontrar servidores de la ley a los que les interesen las artes intelectuales y mucho menos destacarse por su educación o don de gentes. Dicho en criollo: una persona pobre e ignorante se mete a policía porque no encontró otro trabajo y listo.
Por otra parte no fue muy apropiado en esta chica por más razón que hubiera tenido protestar por el “atropello” y dirigirse a quienes tienen en la sociedad cierta autoridad y además van armados de esa forma tan, digamos: “de potrero” porque no es nada inteligente y en otro país probablemente hubiera tenido que pagar por lo menos alguna suerte de multa o trabajo comunitario solamente por insultar a un servidor de la ley.
Los policías se vieron fácilmente desbordados: ¿Por una jovencita? Y carecieron de la mínima inteligencia para pedirle disculpas, preguntarle si la habían lastimado y esperar que se calmara. Todo lo contrario y se terminó con un despliegue de varias patrullas con esta joven esposada como si fuera una criminal y solamente está mal educada y si esto fuera delito la mayoría de la población incluidas la señorita que grababa el video estaríamos presos.
En este caso la rápida viralización del vídeo provocó una rápida respuesta del ministerio del interior en un comunicado donde de alguna manera se pone del lado de la “damnificada” y trata de mas o menos explicar el aparente procedimiento policial que derivó en esta absurda situación que solamente pone de manifiesto la pobre educación del uruguayo de estos tiempos en lo que concierne al trato cotidiano con sus semejantes.
Hay varios aspectos de esta situación que indefectiblemente terminan sumándole puntos al descrédito eterno de la acción policial en este país donde la opinión pública sabe bien que cuando se trata de criminales en serio, si bien ha mejorado bastante la acción de estos, aún dejan mucho que desear sobretodo porque hay una suerte de impunidad de los que cometen un delito y salen más rápido que pronto de la cárcel para volver a cometerlos, pero claro que eso ya es más responsabilidad del sistema judicial y del código penal.
La imagen de la policía ha mejorado bastante pero como lo antedicho y rastreando la génesis psicológica que hace que un individuo se meta a policía no es descabellado pensar que es más por una necesidad de encontrar un trabajo que por vocación y que no hay sueldo que alcance cuando se juega uno la vida en una ciudad que está cada día más violenta, basta con ver la forma de hablar de esta joven panadera y alcanza.