Unos días sin postear – Cuarentenas y ordenadores

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Unos días sin postear
Por: Darío Valle Risoto

Les cuento que tal como decía mi madre: “Tras de cuernos, palos” en alusión de que si algo va mal bien puede ir peor, cuando el lunes me informó mi patrón que iba al seguro de paro parcial con media jornada después de cumplir con los cinco días de licencia que me quedaban, pensé en que iba tener más tiempo para escribir y postear en este blog. Tonto de mí, porque al otro día se me averió el ordenador de tal forma que quedó con una luz roja permanente, un pitido y el ventilador prendido continuamente por lo que no tuve más remedio que llamar a Leonardo mi eterno salvador.

Quiso mi suerte para la desgracia que Leo me trajo otro ordenador mientras veía el mío para que en estas cuarentenas al menos tuviera que hacer, pero me fue completamente inútil entrar en Internet con ese nuevo aparato, no me pregunten porque pero no pude y por lo tanto traté de verle el lado positivo porque si podía acceder a mis discos portátiles donde guardo películas y series que paso a los pendrives para ver en la televisión de 32 pulgadas. Y no era para matarse tampoco porque contaba con Internet en mis celulares aunque ni lo pienso postear desde ellos porque no quiero quedar definitivamente ciego.

Ahora al fin vuelve mi viejo y querido ordenador de mesa en perfecto estado con Internet y todo pero mañana vuelvo al trabajo, aunque descanso en semana de turismo y desde ahora en adelante trabajaré seis horas al día cuatro veces a la semana hasta completar las 90 horas mensuales que me corresponden al medio seguro, el estado me pagará un 50 por ciento del resto por lo que perdería un 25% de mi sueldo lo que dadas las circunstancias y comparando con miles de casos mucho peores no da para quejarme.

Al respecto diré que en el Uruguay hay un solo fallecimiento confirmado por covid-19 pero dado que la respuesta al confinamiento voluntario deja mucho que desear diré que esta cifra puede agravarse. Yo salí el sábado de mañana para hacer algunos mandados y confirmé mis sospechas de que mucha gente no respeta lo de la cuarentena, vi matrimonios con bebes en brazos, parejas haciendo los mandados de a dos y muchos niños jugando en las veredas lo que es un severo riesgo a la salud de todos si esto persiste.

Ese fue el último día que salí a la calle hasta mañana que debo ir a trabajar pero me consta que hay gente que se siente muy mal por estar confinada en su propia casa, no digo que sea fácil aunque a mí me encanta estar en la mía y aún sin ordenador con Internet tengo mis libros, mis películas, puedo escribir a mano, etc. además de escuchar música e intentar tocar mi guitarra. Espero realmente que los uruguayos tomemos conciencia para que no se repitan casos como los de nuestros hermanos italianos y españoles y que este reciente gobierno de derecha que acabamos de estrenar respete la vida y la dignidad de sus gobernados.

La otra cara del coronavirus

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La otra cara del coronavirus
por Hoenir Sarthou

El fenómeno “coronavirus” tiene al menos dos caras. Una de ellas es la enfermedad en sí. La otra, las políticas aplicadas para prevenirla o combatirla.

La enfermedad en sí misma es causada por un virus al parecer muy contagioso que, sin embargo, tiene una tasa de mortalidad muy baja, sensiblemente inferior a la de otras enfermedades que, sin grandes alarmas, nos acompañan desde siempre, como la gripe o la tuberculosis.

Cuando se interroga a los expertos (he visto o leído varias entrevistas de ese tipo) terminan reconociendo que el riesgo mayor deriva del colapso de los servicios de salud, más que de la enfermedad en sí misma. De hecho, según los mismos expertos, el contagio pone en riesgo la vida sobre todo de personas ancianas o de las que sufren otras afecciones (inmunodepresión, enfermedades cardiorespiratorias, etc.), en tanto suele ser superada sin mayores dificultades, con tratamiento domiciliario, por las personas sanas y relativamente jóvenes, que son la gran mayoría de la población. ¿Por qué, entonces, tanta alarma y medidas tan drásticas como las que aconseja la Organización Mundial de la Salud y están aplicando casi todos los gobiernos?

Cabe preguntarse, también, por qué colapsan los servicios de salud y si las políticas de prevención juegan algún papel en ello. ¿Es conveniente detener la vida económica y laboral de los países y mandar a la gente a sus casas, a ver por televisión el avance de la epidemia y del pánico en otras regiones del mundo? ¿Cómo inciden esos factores en la ansiedad, en el acaparamiento de comestibles y de suministros sanitarios (alcohol, mascarillas, guantes) y en el asedio a los servicios de salud ante cualquier síntoma similar a los de la enfermedad pandémica?

Desde siempre, las calamidades colectivas, epidemias, terremotos, guerras, hambrunas, requieren de los responsables del bienestar común que traten de esparcir la calma. Nadie imagina que, durante un naufragio, el capitán de un barco de pasajeros tome un megáfono para anunciar que el barco se hundirá, que el mar está tormentoso y helado, que los botes salvavidas no alcanzarán para todos y que un tanto por ciento de los pasajeros se ahogará sin remedio. Nadie lo imagina porque el resultado sería el pánico, el asalto de los botes salvavidas y escenas de violencia tan o más cruentas que el naufragio.

Sin embargo, en este caso, las más altas autoridades sanitarias internacionales, reproducidas y amplificadas por los gobiernos y la prensa de cada país, insisten en advertir sobre el carácter gravísimo de la epidemia, el gran riesgo de contagio, la falta de vacunas y de medicamentos eficaces, el número de infectados y de muertos en el mundo, y las medidas cada vez más drásticas con las que los gobiernos parecen querer competir.

Uno podría esperar un tratamiento más convencional para el problema. Algo así como información más sobria, el rápido reforzamiento de los servicios de salud, medidas específicas de prevención para la población de mayor riesgo y un esfuerzo por mantener la mayor normalidad posible para la población que, en general, no corre riesgo de vida.

Inglaterra ha intentado ese camino, apostando a no detener su economía, pero rápidamente le han llovido advertencias y presiones para que se pliegue a las políticas internacionalmente dominantes.

A nivel global, se ha logrado algo nunca visto hasta ahora. La casi paralización económica, laboral, comercial y social del mundo. En varios países de Europa continental se han cerrado las fronteras y se vive bajo un virtual toque de queda, se han prohibido todas las actividades no indispensables, la policía detiene a las personas para interrogarlas sobre por qué andan por la calle y, en tono amenazante, las envían a encerrarse en sus casas. Además se han habilitado procedimientos de internación compulsiva para los posibles infectados.

En nuestro país se interrumpieron las clases en todos los centros de enseñanza, se prohibieron los espectáculos y actos públicos, las oficinas públicas licenciaron a su personal y funcionan con guardias mínimas, la policía quedó habilitada para disolver cualquier concentración de personas, el Poder Judicial se declaró en “feria judicial sanitaria” y se insiste en la necesidad de no abandonar el hogar, lo que determina calles y comercios vacíos, parálisis económica y una incertidumbre laboral que sería crítica si la gente no estuviera obsesionada con el virus.

Las políticas del miedo tienen efectos perversos. Cuando se asusta a la población, los vínculos interpersonales se enferman. El aislamiento, la desconfianza, la ira contra cualquier posible transgresor o agente de contagio, la denuncia, la insolidaridad, el ansia de seguridad y el deseo de amparo por parte de una autoridad fuerte, minan las bases de la libertad y de la convivencia. Como se sabe, la libertad entraña riesgos. Y el ansia de seguridad suele sacar lo peor de las personas, incluidos la renuncia a la libertad propia y el atentado contra la ajena. Por eso el miedo es el sentimiento base de todo autoritarismo.

¿Por qué ese alarmismo global con bombos y platillos, por qué ese apartamiento de lo que siempre se ha entendido como prudente en casos de calamidades o catástrofes colectivas?

La pregunta nos lleva a la otra cara del coronavirus: los efectos políticos, económicos y sociales de las políticas de prevención.

La pandemia nos ha permitido ver en acción, con plenos poderes, a una nueva forma de autoridad mundial. Una autoridad fundada en razones científico-técnicas, no políticas, que imparte sus órdenes mediante protocolos de actuación y no mediante leyes o normas. Puede ser difícil saber qué voluntades inspiran a los protocolos de la OMS, pero algo es seguro: no es la voluntad democrática de los pueblos, que no han sido consultados, ni siquiera a través de sus parlamentos. No obstante, la mezcla de miedo, respeto a la autoridad científica, y la prédica constante de los medios de comunicación, legitiman y convierten a esos protocolos y recomendaciones médicas en mandamientos sagrados.

¿Cuál es el costo económico y social de paralizar al mundo durante semanas o meses? ¿Cuántas empresas cerrarán, cuántos empleos se perderán, cuántos impuestos dejarán de recaudarse, cuántas personas se endeudarán para sobrevivir? ¿Qué harán las que no puedan acceder a créditos? ¿Cómo harán los Estados para cubrir sus presupuestos y para atender las políticas sociales de las que dependen millones de personas? ¿En cuánto y con quién se endeudarán? ¿Cuánto aumentarán su valor las monedas fuertes en las que deberán pedirse esos créditos? En suma: ¿cuántos niños y adultos, además de los que mueren cada año, morirán de hambre este año y el que viene a consecuencia de este inédito mandato de detención “sanitaria” del mundo? ¿Alguien habrá hecho el cálculo? ¿Habrá comparado esos números con los de potenciales muertes por el virus?

Curiosamente, nadie nos habla de eso. Ni la OMS, ni la ONU, ni el Banco Mundial, ni el BID, ni los gobiernos nos hablan del daño económico- social, no nos dicen cuántas personas morirán después para que los Estados paguen las deudas que contraerán previniendo al coronavirus con miedo y parálisis.

Dicho así, puede parecer que vivimos una catástrofe universal. Pero no es tan universal. No todos en el mundo perderán con esta peculiar campaña sanitaria. Cuando las bolsas y el valor de las acciones caen a causa de la crisis, alguien compra las acciones a precio de risa. Cuando cierran las empresas chicas, alguien se queda con el mercado vacante y a menudo también con las empresas chicas. Las grandes crisis se cierran con pérdidas para muchos y enormes ganancias para pocos: los especuladores bursátiles y financieros, y los gigantes de los distintos mercados mundiales.

Esta crisis, que empezó como sanitaria, se convertirá muy pronto –ya se está convirtiendo- en económica y social, y se cerrará con una enorme concentración de la riqueza y del poder mundial en menos manos.

Es muy difícil decir cómo empezó la epidemia, pero es bastante fácil predecir cómo terminará. Un día, repentinamente, no se hablará más de coronavirus, como no se habla hoy de gripe aviar ni de gripe porcina.

Cuando llegue ese día, habrán muerto en el mundo por coronavirus algunos miles de personas. Muchas más habrán muerto o morirán después de hambre o de otras enfermedades curables. Los Estados y las personas comunes serán más pobres y estarán más endeudados. Todos nos habremos acostumbrado a obedecer a un difuso y orweliano poder sanitario-administrativo mundial. Y grandes fortunas, en acciones y en porciones de mercado, se habrán concentrado en menos manos.

Fundado o no, el miedo puede ser un buen negocio y un formidable instrumento político. Bienvenidos al nuevo mundo.

Fuente: Semanario voces

El año de Nora

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El año de Nora
Por: Darío Valle Risoto

A todos nos sucedió alguna vez que sin conocer a alguien parece sin embargo que de alguna manera nos sentimos familiares, de allí a forjar una amistad suele ser algo tan sencillo y fuera de planificación que solamente surge. Algo así me pasó con Nora, hace muchos años atrás, allá por los noventas del siglo pasado.

En el liceo nocturno yo no me caracterizaba por ser demasiado amigable, ponía suma atención en las clases y trataba de aprender de la mejor manera posible pero en las pausas me retiraba al patio o los corredores para escuchar mis walkmans por lo que en la clase de seguro me tomaban por un antisocial.

De la variopinta humanidad de mi clase destacaban varios, teníamos a Abel un homosexual muy maricón que era un genio en matemáticas y ayudaba a muchos con sus tareas, a las hermanas Farías que eran muy izquierdistas y siempre andaban trayendo panfletos, libros, etc. y allá como quince días después de comenzar las clases apareció Nora, la que no es fácil de describir porque de verdad era una persona excepcional.

Sin dudas pertenecía a una clase social bastante desprotegida, se notaba en su ropa y hasta en determinada forma de hablar pero en toda ella, se notaba un afán de superación notable y por sobretodas las cosas, un infatigable optimismo. Era alta, llevaba el cabello casi siempre atado en un moño aunque teñido de rubio pero le quedaba muy bien a su rostro cuadrado, casi nórdico.

Recuerdo muy bien su campera verde aviadora, sus eternos jeans celestes y su altura casi igual a la mía además de un cuerpo grande pero perfectamente proporcionado aunque al promediar el año se comenzó a notar que estaba embarazada. Nora estaba casada con un camionero y siempre bromeaba que casi no veía a su marido, lo que era muy bueno para ambos.

Nunca supe como hizo para acercarse a mí, creo que fue hablando de música o porque también a ella le suscitaba curiosidad que haya esa suerte de familiaridad entre dos completos extraños como éramos. Así una fría noche de Junio terminamos tomando capuchinos calientes en el Bar Cervantes mientras a nuestras espaldas pasaban el partido de Uruguay y argentina que no nos interesaba para nada a diferencia del público presente que gritaba y vitoreaba a la celeste.

Era un viernes, lo recuerdo bien porque ninguno de los dos quería abandonar la conversación, era como si ambos supiéramos que teníamos que si o si profundizar nuestra relación aunque nos costara luego cargar el terrible lastre de la distancia.

Le dije que tenía manos perfectas y ella me confesó que le gustaba mi cabello largo. Sonreía mucho y en el brillo de sus ojos adiviné que estaba dispuesta a seguirme donde fuera y por lo tanto hice algo que nunca había hecho en mi vida y fue decirle que en ese momento no pensaba en otra cosa que pasar la noche con ella y que me disculpara porque evidentemente era una mujer casada y además estaba embarazada, lo que era por cierto una doble locura.

Esa noche descubrí que de verdad la vida nos presenta momentos absolutamente inesperados que sin embargo pasarán a formar parte indeleble de las ocasiones que de ninguna manera vamos a olvidar así pasen cien años. Esa noche fuimos a un hotel con Nora y nos vimos desnudos uno al otro mientras no sentimos en ningún momento que era nuestra primera vez sino todo lo contrario. Fue como reencontrarnos luego de un largo viaje individual para fundirnos en algo absolutamente nuevo.

Demás está decir que seguimos siendo amigos y que sin embargo jamás volvimos a tener relaciones, surgió así, no se conversó ni nos pusimos de acuerdo, pero era quizás la mejor decisión dada su condición y mi absoluta inmadurez en aquellos días.

A fin de año nos despedimos para siempre porque ella y su marido, así como sus cuatro hijos, más el que estaba por llegar se iban a vivir al Paraguay. Fue la única vez que vi llorar a Nora y la última vez que amé tanto a alguien.

FIN

Cuento inspirado en un sueño muy realista que tuve esta noche.

 

Vanaja: Una historia de Mujeres

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Vanaja
Por: Darío Valle Risoto

Esta película india es una buena ocasión de visitar uno de los mejores cines del planeta, el que sin embargo para occidente permanece prácticamente inexplorado, felizmente de vez en cuando me encuentro con obras maestras como esta y pienso en ver algo más de su gran caudal de productos cinematográficos.

Por lo pronto esta es la historia de una niña que quiere aprender a bailar y nada mejor que entrar como empleada doméstica de una señora que es algo así como la más poderosa del pueblo, una sabia mujer que ostenta su poder político y social entre hombres y mujeres y aún entre la policía. Esta matriarca recibe a su hijo que vivía en los estados unidos y de allí en adelante asistiremos a una serie de situaciones que trascienden los ámbitos culturales porque también en esta parte del mundo los vivimos y forman parte de la triste realidad de la pobreza, me refiero al abuso, la violación y la impunidad.

Vanaja está perfectamente protagonizada por una joven y fabulosa actriz y secundada por una serie de personajes muy interesantes, desde el niño casi desnudo que es un gran rufián a la señora que es como la ama de llaves de esta matriarca poderosa. En síntesis esta película que pueden ver en You Tube subtitulada en español es una historia de mujeres, de mujeres pobres y de vidas signadas por costumbres ancestrales y no siempre justas.

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Neo Vampiros 100: Mujer de Tokio

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Neo Vampiros 100
Mujer de Tokio
Por: Darío Valle Risoto

Una difusa niebla roja caía sobre la ciudad y el aeropuerto parecía un extraño monstruo cuyos tentáculos despedían luces indescifrables para la vista de Mitzuko.

Nada la había favorecido desde que había abandonado el clan y sin embargo aún quedaban camaradas que la apreciaban, quizás por ser la más joven no-muerta de Tokio o tal vez porque los viejos tiempos declinaban a manos de una nueva forma de ver las cosas.

Esperó a que se aclare un poco el acceso de los equipajes y se presentó en la ventanilla siete tal como le habían dicho, un hombre calvo de ojos pequeños observó sus finas manos de uñas pintadas de negro y su cabello del mismo color atado con un aplique con forma de cabeza de lobo.

__ Soy Takeshiro, el clan me dijo que te despidiera honorablemente.
__ ¿Y eso que significa? __ Preguntó mostrando sus largos colmillos que asomaron de entre sus labios pintados de marrón muy oscuro.
__ No mi niña, no pienses mal, me pidieron que de verdad te consiga la mejor caja para el viaje, entra por favor.
La condujo por un depósito atestado de empaques de toda especie y de diversos puntos del planeta, la hizo pasar por un angosto corredor ocupado por enormes bidones de plástico y cajas de cartón con diversos símbolos y notas en sus lados.

__ En esta zona apenas venimos los más viejos de la sección empaques, se trata de los envíos de productos médicos, sustancias peligrosas, animales, esas cosas.
__ ¿Y también cadáveres? __ Preguntó al ver sobre un sector cuatro ataúdes con membretes hacia los estados unidos.
__ Si, son los cuatro soldados eliminados en maniobras frente a Corea del norte la semana pasada, gracias a esa calamidad te pondremos dentro de uno de ellos en un doble fondo hasta la escala en Santiago de Chile, allí te deberás bajar.

Mitzuko observó el inteligente dispositivo que hacía ver como a un ataúd normal una caja con dos compartimientos, iba a tener que soportar tener un cadáver de vecino. En verdad esa pequeñez no la molestaba.
__ ¿Cuánto tiempo de viaje?
__ Desde Japón a Chile son catorce horas más o menos, pero por suerte para ti serán horas diurnas, llegarás al aeropuerto internacional de Santiago al caer el sol.

Mitzuko entró dentro de un espacio de unos cuarenta centímetros de alto por cuarenta de ancho, como no respiraba no tendría problemas con el aire, sin embargo si podría pensar sobre la nueva misión que iba a encarar en su vida.

__ Es la última vez que desobedeces al clan y esta vez no podrás ser protegida por los ancianos como antes. __ Le había dicho Sato Nimoshi.
Dos hombres habían muerto a sus manos cuando asaltaron una escuela para tomar las donaciones de sangre destinadas al hospital de Kanewara pero algo se había interpuesto en los planes del clan.
Unos de los hombres había matado a una joven que había sido testigo del asalto nocturno de los vampiros, antes de que gritara la mordió salvajemente hasta que su cuerpo quedó sin movimiento alguno y blanco como el mármol.
Mitzuko quiso dejarlo pasar pero la joven tenía una hermana más pequeña y antes que el otro hombre también acabara con su vida se interpuso y las espadas habían brillado.

Su Katana de hoja de plata había sido letal.
__ Te exiliamos a Sudamérica Mitzuko, no podemos tolerar estas dos muertes.
Nada dijo, permaneció en silencio mirando el recinto donde los jefes de los cuatro clanes de Tokio la enjuiciaban sin darle opción a defensa alguna. Era la vampira más joven de las islas y eso hace que los ancianos se vuelvan aun más intolerantes.
__ Viajaras al Uruguay para acabar con una hija de la noche, nos lo piden los clanes Europeos y debemos ser leales al trato que nos mantiene en paz desde el siglo quince.
__ ¿Una sola hija de la noche en ese país?
__ Se llama Lorena Luna y la queremos muerta definitivamente.

Juicio y Castigo

El Camino Impecable

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El Camino Impecable
Por: Darío Valle Risoto

Hay más que suficiente bibliografía sobre lo que se da en llamar: “Autoayuda”, lo que no deja de ser una contradicción porque si requerimos leer algo para sentirnos mejor no hay mucho de “auto” y si algo de la ayuda del escritor o escritores de estos productos. Obviamente lo que resulte dependerá de nosotros y por sobretodas las cosas de nuestra capacidad de interpretar el mensaje recibido.

Debo retrotraerme a mi niñez y recordar que siempre fui muy curioso sobre el tema del sentido de la vida y hasta pasé por una etapa bastante religiosa aunque exenta de rituales, más por algunos años estuve investigando en religiones, centros esotéricos, etc. Hasta tuve las experiencias de ir a alguna conferencia sobre extraterrestres y muchas situaciones entre las religiones afro urbanistas dado que mi madre era una persona muy pero muy supersticiosa y por ende ignorante, aunque destacara en otros temas.

Por otro lado a medida de que me fui volviendo adulto me he ido transformando en el escéptico absoluto que soy hoy en día aún por encima de aquellos que creen en ciertas alternativas pseudo esotéricas, energías y toda suerte de magias modernas. Mi padre con los años aún después de décadas de haber muerto me ha enseñado en que después de la muerte no hay absolutamente nada, que los fantasmas no existen y que probablemente los únicos extraterrestres que nos visiten sean en las películas de Hollywood.

Y si bien en su momento me rehusé a formar parte de la asociación budista porque eran tan pesados como los mormones, por aquello de la ritualidad y cierta necesidad de andarlo bautizando a uno, aprendí a tener una conciencia práctica de las cosas y por sobretodas las cosas a tratar de regirme por la lógica más pura y descarnada.

La gente nace, vive, se enferma y se muere, así es y así es como seguirá siendo y todo lo que le inventemos alrededor solo sirve para darle esperanzas a quienes se olvidan quizás de aprovechar su presente pensando en algo después de la muerte.

La ley de causa y efecto me ha servido, pero acaso ¿El: “Quien mal anda mal acaba” o él: “Dime con quién andas y te diré quién eres” no son la misma cosa? Por supuesto que sí y nos basta mirarnos en el espejo de nuestras acciones para ir teniendo una real idea de por dónde va nuestra vida, aunque desde luego a veces somos las víctimas de las acciones ajenas y a esto habrá que ponerle coraje o resignación. Cada uno decide que.

Otro tema que vengo notando es que estoy cosechando largos años de tener cierta conducta para con mis semejantes lo que me llena de orgullo ya que aún cuando tenía veinte años y poco más, los que me conocían sabían hasta donde podían ir conmigo o no y que nadie podía manipularme.

Decidir alejarme de gente que nada me podía aportar fue uno de mis deportes favoritos y los acontecimientos siempre me dieron la razón, aún cuando en principio creyera que tal o cual persona tenía esperanzas. No era así. Otra razón ha sido que siempre fui fiel a mis propios gustos y predilecciones sin importarme que pensaran los demás o que tal o cual cosa no cuajara con el grupo.

Con los años el forjar una personalidad definida me ha traído la fortuna que aún estando entre personas que apenas me conocen se nota y parece que saben que no pueden engañarme ni los estafadores de las religiones ni los charlatanes de feria que pululan en el mundo virtual con sus teorías conspirativas, sus tierras planas y sus reptilianos.

Volviendo a mis viejas investigaciones en esoterismo aprendí mucho de los libros de Carlos Castaneda que si bien era un gran bribón que inventó casi todo lo expuesto, debo admitir que la forma “Impecable” que nos enseña su presunto mago o sabio indio llamado: ”Don Juan” me ha servido de mucho en la vida.

Digamos en forma escueta que ser impecables significa hacer lo mejor posible en cada acción de nuestras vidas aún en las más insignificantes como podrían ser: levantar un papel que se nos cae o aceptar nuestros errores y no esconderlos de los demás tratando de culpar a otros o intentando parecer inocentes.

Digamos que a medida que crecemos vamos moldeando nuestra vida como quien va trabajando con arcilla y depende de la forma que nos demos lo que luego llamaremos mala o buena suerte. Ojo que con esto no quiero decir que somos los totales artífices de nuestra existencia como sostienen aquellos que creen que el mundo es un reflejo de nosotros, pero se aproxima bastante.

Por lo pronto el tener la capacidad de pensar, de abstraernos con una lectura, de escribir, de escuchar música o hasta de ejecutarla, nos pone en buenos términos con nuestra propia existencia y si contamos con interlocutores válidos. ¿Qué más podemos pedirle a la vida?

Los años vuelan, la juventud se va, la vida es efímera y poblada de contrastes y creo que la mejor autoayuda que podemos encontrar es esa capacidad de valorar intensamente los pequeños momentos, aquellos donde solamente la felicidad es posible en un hasta necesario acto egoísta.

 

¡Que bien que habla!

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¡Qué bien que habla!
Por: Darío Valle Risoto

__ ¡Qué bien que habla! ___Manifestaba la gente, mientas levantaban sus banderitas y allí iba el doctor que desde el auto descapotable de manufactura italiana saludaba vehementemente a la muchedumbre.
Habían estado en el club social disertando sobre la necesidad de un cambio estructural en la sociedad, algo que a todos dejaba con el sabor de oreja de andar escuchando cosas necesarias, que no se entienden una mierda, pero necesarias.

El comunismo era un peligro, todos lo sabían, lo entendían o creían saberlo, sobretodo porque estaba propiciando la cultura del atorrantismo, aquello de andar ayudando a los que no trabajan no le gusta a nadie, menos a quienes son obreros o empleadas domésticas y se dejan explotar como dios manda pero no toleran que otros más pobres reciban esos pesos cagados con que se terminan comprando vino o drogas.

El doctor y sus laderos saben acurrucar como niños a los pobres e ignorantes. Mientras unos pocos desde la vereda de enfrente mueven la cabeza con la resignación de aquel que intentó decirles a los tontos que el sol no se puede tapar con un dedo y mucho menos enfriar tirándole agua.

La realidad es una quimera en manos del doctorado cristiano y ortodoxo de la vieja patria gaucha y tan depredadora de la gente como el mejor capitalismo europeo o se me haga la boca a un lao: yanqui. Así es la cosa, los votos se compran con chorizos y vino, un abrazo aquí, una promesa allá, un cargo en la intendencia, quizás una nueva columna de alumbrado y los caños para que doña Laura pueda cagar a gusto que nunca se terminan de colocar porque las demoras siempre terminan siendo cosa de los comunistas del sindicato que tiran para atrás y se roban los cables y las palas y quien sabe que más.

El doctor huele lindo, usa camisas blancas o celestes y besa la bandera y todos aplauden y va a la iglesia y reza y tiene un hijo militar y el otro en el seminario para los contras se mueran de envidia ante el progreso de la gente. El doctor ya fundió cuatro bancos, se robó la mitad del país y aún así tiene dos estancias enormes donde les da trabajo a sus peones las veinticuatro horas del día… y de la noche, faltaba más.

El doctor no entiende que puta es ser pobre porque nunca pasó hambre, pero odia a los comunistas desde que aquel capataz le dijo que se meta la estancia en el culo y que de alguna manera le iba a pagar lo que le debía y después le quemó el granero y lo que era peor le rayó la Ferrari. ¿A quién se le ocurre llevar ese carro a una estancia?

Lo mandó preso al subversivo y allí estará encanado por contrario a las buenas costumbres que deben regir, ya sabemos que los comunachos odian a la familia y quieren que como en Rusia los niños se lleven pa´la Siberia a quien sabe hacer qué para el partido.

El doctor tiene una esposa linda que le echa los cuernos, los muchachos del comité lo saben porque es con el licenciado aquel que dijo un día que el país iba a tener un mejor futuro con este presidente…todavía lo estamos esperando. Al menos el le sulfatea la parra a la esposa del susodicho y eso no es poca cosa, al menos se la ve más sonriente cada día mientras el Tordo está cada vez más pelado.

El doctor habla lindo, de eso te enseñan en Harvard y además fue a Wall Street, a West Ponit y seguramente hasta a Hollywood y de seguro, seguro a Disney World porque de algo en que los de aquí y los de allá están de acuerdo es que el doctor como el tal congelado Walt Disney: Se sabe todos los cuentos.

A dos pasos (Poema)

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A dos pasos
Por: Darío Valle Risoto

A dos pasos de la extinción
El miedo camina a solas
Y entre las ciudades desiertas
Escuchamos a los fantasmas
De nuestro pasado infesto.

Fuimos los reyes sin reino
Los usurpadores del aire
Los inteligentes venenos
De nuestro don de gentes
Para eliminarlo todo.

Y cuando nada quede
Solamente los muertos
Que nadie pudo enterrar
Las plantas y animales
Serán la reparación
De nuestros errores.

Allá quizás un padre
Lleve de la mano a su niña
Por los prados naturales
Y aprenda de ella a respetar
El fabuloso don de la vida.

Todos los perros, los gatos
Las cucarachas, los salitrales
Los enormes arboles de paraíso,
Los ríos, selvas y montañas
Descansarán mejor…
Sin nosotros.

Zizek: Coronavirus y Capitalismo

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El popular filósofo Slavoj Zizek, uno de los más ardientes críticos del sistema capitalista y de las «ideologías» sobre las que se apuntala, ha escrito una columna sobre el Coronavirus para el sitio Russia Today, buena parte de la cual ha sido traducida en este artículo en Medium.

Zizek apunta a que el coronavirus ha destapado la realidad insostenible de otro virus que infecta a la sociedad: el capitalismo. Mientras que muchas personas mueren, la gran preocupación de los estadistas y empresarios es el golpe a la economía, la recesión, la falta de crecimiento del producto interno bruto y cosas por el estilo. Este colapso económico se debe a que la economía está basada fundamentalmente en el consumo y en la persecución de valores propugnados por la visión capitalista como la riqueza material. Pero esto no tendría que ser así, no tendría que haber una tiranía del mercado. Zizek sugiere que el coronavirus presenta también la oportunidad de tomar conciencia de los otros virus que se esparcen por la sociedad desde hace mucho tiempo y reinventar la misma.

La actual expansión de la epidemia de coronavirus ha detonado las epidemias de virus ideológicos que estaban latentes en nuestras sociedades: noticias falsas, teorías conspirativas paranoicas y explosiones de racismo.

La bien fundamentada necesidad médica de establecer cuarentenas hicieron eco en las presiones ideológicas para establecer límites claros y mantener en cuarentena a los enemigos que representan una amenaza a nuestra identidad. Pero tal vez otro –y más beneficioso– virus ideológico se expandirá y tal vez nos infecte: el virus de pensar en una sociedad alternativa, una sociedad más allá de la nación-estado, una sociedad que se actualice como solidaridad global y cooperación.

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Zizek considera que se puede comparar lo que está sucediendo con un famoso golpe asesino de la película Kill Bill, conocido como «Técnica del corazón explosivo», con el que la persona que lo recibe aún puede seguir sus actividades por un tiempo, beber una copa de vino, tener una conversación, etc., aunque pronto inevitablemente su corazón explotará y morirá: «Mi modesta opinión sobre la realidad es mucho más radical: la epidemia de coronavirus es una forma especial de ‘Técnica del corazón explosivo’ en el sistema global capitalista, un síntoma de que no podemos seguir en el camino que hemos seguido hasta ahora, se necesita ese cambio”.

Zizek nota varias paradojas. Mientras que el coronavirus nos obliga a aislarnos, también «nos obliga a re-inventar el comunismo basándonos en la confianza en las personas y la ciencia”. El filósofo cree que es necesario un nuevo entendimiento del comunismo y habría que precisar, sobre todo, de la comunidad. Otra paradoja, aunque quizá también una especie de hipérbole trágica –aunque posiblemente redentora– es que en la era en la que el ser humano más aislado se encuentra, ahora deberá aislarse aún más; en el tiempo en el que más necesita contacto humano real y no meramente virtual, ahora parece que el contacto físico será tabú. Pero quizá de este aislamiento surgirán nuevos valores y se reafirmará la importancia de la comunidad, la convivencia y la intimidad. Lo que es indudable es que es tiempo de reflexión, tiempo en el que hay menos ruido y por lo tanto la posibilidad de mayor claridad.

Fuente: Pijama Surfd87b30f004ea2f934525ac9147e2cd50