Memorias de una consola gris
Por Darío Valle Risoto
Mi resistencia en meterme en deudas en cuotas hizo que me demorara bastante en comprar mi consola gris de Playstation que al fin conseguí allá por el año 2001, de todas maneras ya conocía gran cantidad de juegos porque iba muy a menudo a una feria permanente en la calle Agraciada donde por poco dinero uno podía jugar una hora con opción a probar tres juegos diferentes.
Así que de todas formas fue como volver a recibir a Los Reyes Magos cuando aquel sábado del verano del 2001 apareció Daniel con la consola gris que se había ofrecido comprarme en un gran supermercado donde era más barata. Recuerdo que venía con dos discos: uno con cuatro juegos tipo “Twister Metal” (Batallas con automóviles armados) y el Resident Evil 3 Biohazard. Este último aún lo conservo porque es un gran juego.
Ni decirles que experimentar en aquellos tiempos el enorme salto tecnológico de la “Family Game” con juegos de 8 bites a la Playstation, luego llamada “One”, fue enorme y era tener la posibilidad de jugar con games con el mismo nivel que no muchos años antes solo podíamos jugar en las salas de maquinitas (Llamadas Fichines en la Argentina).
Y si bien vivía solo, en esos tiempos largas horas me depararon enorme diversion porque es absolutamente grande la variedad de juegos de diversa índole que contiene la play, además de ello poco tiempo después contaba con la visita bastante continuada de los hijos de mi prima: Sebastian y Matías a los que se sumaba mi “sobrino” Juan Manuel hijo de un amigo y pasábamos largas horas jugando cualquier cantidad de juegos. La cosa casi siempre pasaba por un campeonato donde jugábamos uno contra otro y luego se enfrentaban los dos ganadores para beneplácito de quién les cuenta esto porque los pibes se divertían de lo lindo pasando hasta doce horas en casa aunque a veces yo me quedaba dormido observándolos en su felicidad.
En mi caso tuve la suerte de concurrir casi todos los domingos a la feria de La Teja donde en el puesto de Javier compraba o canjeaba juegos, me hice tan cliente que el muchacho al final me prestaba juegos solo para que los probara por lo que en menos de un año jugué los más extraños e impensables de una gran variedad, incluso algunos de origen japonés que aún conservo donde había que deducir las funciones porque no tenían ni siquiera la traducción en inglés.
La consola gris de playstation aún hoy que quedó medio prehistórica es un excelente entretenimiento y pienso a veces en comprarme la dos y darle una justa jubilación y si bien ya está muy en uso la tercera versión en el Uruguay cuesta el doble que la dos así que es bastante difícil pensar en tamaña inversión en ratos de ocio cuando uno ya ha perdido la continuidad en jugar. En aquellos años no tan lejanos la posibilidad de un ordenador estaba lejos por lo que había más tiempo, ahora tengo cuatro blogs en Internet además de tener que pegarle el ojo al Facebook bastante a menudo y escribir cosas como estas medio inútiles pero que le dan una mano a mis memorias.
¿Mis juegos preferidos?: son muchos, la consola gris como sostuve antes tiene cientos de opciones, de todas maneras creo que todos los Crash Bandicoots, los Need for Speeds, Resident Evil, Uno de carreras de los Loney Tunes, Syphon Filter, Medalla de Honor, Tekken, un disco con los tres clásicos en 2d de Street Fighter, algunos de estrategia muy raros, etc. Tal vez en un próximo artículo me dedique a contarles al menos sobre mis veinte preferidos uno por uno.
PD: Juan Manuel me acaba de recordar el juego: Silent Hill que recuerdo él me leía los tutoriales mientras yo jugaba y que les dije a unos compañeros del trabajo que era muy terrorífico y no me creían hasta que un sábado vinieron por casa y casi se cag… en los pantalones cuando los puse a jugar y al ratito me pidieron que lo saque.
El rostro de una gran amiga
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