¿Se imagina despertar cada mañana sin preocupaciones?
Por: Darío Valle Risoto
Interesante forma de convocar incautos que me deslizan cobardemente debajo de mi puerta los acólitos del dios cristiano, deidad occidental tan inexistente como cualquiera pero buen instrumento para fabricar sectas y continuar con este lavado de cerebro masivo llamado: “Religión”.
Por lo pronto para levantarse sin preocupaciones vale la decisión de pedirse una buena lobotomía prefrontal y nunca más tendremos problemas, también más aunque no definitivo fumarse un canuto de marihuana ayuda o tal vez con un poco de sabiduría comprenderemos que tener preocupaciones es parte de ser seres humanos concientes que saben que la vida es preocuparse a veces por cosas inútiles o imposibles de cambiar como el dolor o la muerte, pero que nos trabajan la cabeza porque somos seres pensantes y concientes.
Prometer paraísos donde se olvidará el pasado me suena a mierda, perdonen pero no encontré ningún eufemismo a utilizar cuando me quieren vender una forma de vida donde ser un estúpido dirigido por un libro se parece mucho a una prisión. Las promesas de parte de organizaciones cristianas son siempre como una tomadura de pelo cuando caen al mínimo análisis con la herramienta del sentido común aunque sea el menos común de los sentidos.
Los testigos de Jehová venden como cualquier secta protestante y compiten por acólitos con los católicos y cualquier hato de ingenuos e incautos llevados como corderos a un amanecer que nunca va a llegar, mientras tanto endulzarán los egos enfermos de sus dirigentes y le darán dinero a sus arcas para que el negocio continúe.
Y aún así este artículo evidentemente crítico debe reconocer que estos grupos religiosos cumplen una labor social que me temo que es casi irreemplazable ya que le dan sentido a la vida a gente que sin alguna excusa para seguir viviendo se volaría los sesos o simplemente quedaría en estado catártico sin saber para que carajo ha nacido. La Biblia y sus innumerables interpretaciones les dan sentido a la vida de gente con poco seso y decisión para buscarse su propio rumbo sin el mapa guía de un libro que es muchos libros y vale lo mismo que cualquier edición de New Age pero con mejor campaña publicitaria, claro.
Hace unos días vino al Uruguay el gurú Ravi Shankar otro ladrónazo que anda por el mundo en su jet privado repartiendo esperanza y cursos de “Respiración”, la gente chocha de la vida y el negocio fructifica con miles de acólitos que nos hablan de progreso espiritual pero saben una cosa: En el fondo la mayoría de la gente no cambia nunca. Ni biblias, ni gurues ni brujas cambian al ciudadano común porque como dice un sabio dicho popular de mi país: “El que nace para pito, nunca llega a corneta”