El Lenguaje Inclusivo – Inclusiva
Por: Darío Valle Risoto
Lenguaje Inclusivo es algo así como: “Si están de acuerdo que los hombres batan los palmos y las mujeres las palmas, que los personos y las personas se presenten y ya no hay presidente sino: presidento y presidenta”.
Estamos viviendo una época bastante idiota donde hay modas que realmente me ponen de los pelos, resulta que no se a que grupo que lucha dignamente contra la discriminación se le ocurrió que tenemos un idioma machista olvidando de una buena barrida algunas reglas de este que precisamente no se refieren a los sexos, sino a una forma de hacer del idioma algo práctico. Por ejemplo si una maestra llama a sus alumnos y dice: “Chicos a clase”, las niñas a menos que sean tontas no se van a quedar en el patio porque en realidad se refiere al conjunto de alumnos a en general. Pero no, ahora debe decir: “Chicos y chicas, alumnos y alumnas, nenas y nenes, señoritos y señoritas, etc.”
Sobran los ejemplos de gente presuntamente intelectualmente formada que puntillosamente mete la pata hablando como si se sacara carne de apertura mental: Tabaré Vázquez dijo en uno de sus primeros discursos: “Uruguayos y Uruguayas festejen” y a mi me dio una puntada en un huevo. La Intendente de Montevideo se refiere a los ciudadanos como: “Montevideanos y Montevideanas” porque parece que las mujeres deben nombrarse dos veces ya que SI ya estaban incluidas en el conjunto de los Montevideanos que se refiere a todos los que vivimos en esta ciudad sin importar el sexo o condición de otro tipo, ¿Para que hacer la puntualización posterior?, a menos que estas sean tan tontas como para no comprenderlo.
A veces me toca leer un artículo que puntillosamente está lleno (O llena) de arrobas tipo: “Tod@s estamos content@s con los logros en cuanto a los planes de nuestr@s compañer@s en torno a lo que planificamos”
Absolutamente innecesario hacer cambios y alteraciones a un lenguaje que ya es suficientemente rico pero esencialmente práctico al tratar de lograr una comunicación efectiva y comprensible sin necesidad de abrir paraguas ficticios en contra de una discriminación que si existe nada tiene que ver con esta forma de comunicación.
Un hombre es una persona y una mujer es un ser humano y no por eso se les cae el pito o la vulva al ser mencionados dentro de estos parámetros, si decimos que de la raza negra tal o cual cosa no significa que tengamos intención de afiliarnos al Ku Klux Klan, porque esto obedece a una costumbre en cuanto a denominar una de tantas razas humanas. Yo tampoco soy blanco sino más bien entre color pálido medio naranjita o rosadito y no me voy a ofender a menos que me digan que soy un blanco de francotiradores. En ese caso más bien me aterraría.
Pero un afrodescendiente además de ser una palabra larga no necesariamente se puede referir a alguien de raza negra porque el continente “negro” está habitado por un crisol de colores de piel, razas y culturas. Tampoco un nativo americano es solamente un descendiente de Apaches porque puede ser descendiente de Toltecas, etc. Se les ha llamado indios por una confusión en la conquista de América y así lo entendimos durante siglos. Entonces se trata de edificar nuevas costumbres para continuar con viejos atavismos.
Realmente el tema de fondo viene con la intencionalidad del uso de cualquier tipo de términos, hasta los más respetuosos y posiblemente inclusivos se pueden transformar en un absurdo si los intérpretes les utilizan para el insulto o la burla, la cosa es mucho más sencilla y a la vez más compleja que ponernos a cambiar palabras o términos.
Fuera de la entrada de una escuela de artes industriales en el barrio del Buceo hay un pasacalles que reza: “Bienvenidos/as” y me pongo a pensar en esa intención moderna de incluir parches al idioma que parece de nunca acabar.
Un chofer es el conductor de un colectivo o automóvil (En Uruguay los denominamos así) que si es nena no hay necesidad de decirle “Chofera”, tampoco la palabra “Presidente” necesita de un femenino porque en si misma admite tanto el artículo: “El” como el artículo “La” sin necesidad de decirle a Cristina “la Presidenta” o a la Intendente: “Intendenta”. Hay casos que van aún más allá porque un “Edil” puede ser: “La Edil” sin necesidad de decirle “Edila”
Vivimos una época extraña donde la gente ahora parece darse cuenta casi de golpe que vivimos en un mundo inmensamente injusto y con admirables intenciones de cambiar estas injusticias está ensayando una suerte de malabares y me parece sinceramente: que no va por ahí el cambio.
Fijense lo curioso de este chiste gráfico porque en realidad no tiene ningún significado más que puntualizar sobre un trabajo tan digno como cualquiera. Ya que si es mujer es sirvienta y si es hombre sirviente, así mismo si fuéramos los patrones diríamos: Los sirvientes al referirnos al conjunto.