El Anaquismo Inconsciente

El anarquismo inconsciente
Por: Darío Valle Risoto
Será motivo de una vieja y eterna duda para mí el hecho de que tanto mi padre como mi madre tuvieran valores para regir sus vidas muy diferentes a la mayoría del mundo que nos rodea e incluso para con el entorno de sus vidas.
 
Nacidos en la pobreza ambos supieron crecer prácticamente haciéndose a si mismos desde las más grandes necesidades edificando conductas y valores que felizmente me trasladaron desde muy pequeño. Mi padre nacido en la ciudad desde muy chico tuvo que ganarse la vida en el mercado agrícola (Mercado Modelo) y mi madre la que nació en la cuarta sección del departamento de Lavalleja en medio de cerros y campos agrestes ambos tuvieron en común una honestidad y escala de valores dignos de admirar aunque fueran muy diferentes entre si.
 
Pienso en mi educación donde siempre primó el respeto por los demás a grados absolutos tanto como para pensar dos veces cada acto, cada palabra sin descuidar que mi madre se ganó más enemigos que amigos a lo largo de su existencia porque nunca toleró una injusticia y siempre habló de frente de forma por demás dura ante la adversidad. Mi padre en cambio prefería callar con la idea de que cada uno obtendrá tarde o temprano lo que merece. Su frase: __ “Que dios los ayude” no se refería precisamente a una fe cristiana porque era ateo, sino posiblemente a que era mejor dejar que el tiempo les haga pagar sus errores a los demás.
 
 Cierta vez mi madre hizo alusión a que en los sindicatos: “Me habían lavado el cerebro con ideas raras” lo que lejos de enfadarme me hizo reírme y le hice saber que había aprendido de ella misma el no dejarme explotar por los patrones soberbios. ¿Acaso cuando eras empleada doméstica con cama no dudabas en irte de un trabajo si eras mal tratada aún cuando no tuvieras donde pasar una sola noche?
 
A eso yo le llamo: El anarquismo inconciente. Por lo tanto he sostenido que muchas personas son anarquistas y no lo saben pero en sus actos cotidianos demuestran por su solidaridad y sobretodo por su asco ante la explotación que tienen sentimientos libertarios.
Mi padre que nunca habló de política y que era un hombre tranquilo y manso no paraba de insultar cada vez que aparecía un milico en la televisión, eran tiempos de dictadura y muchas veces la pantalla de la televisión uruguaya era presa de comunicados de las “Fuerzas conjuntas”.
 
Había algo de profundamente solidario y con sentido de comunidad en el hecho de todo lo que aprendí de mi madre, cosas que hoy lamentablemente me hacen sufrir e indignar por partes iguales cuando vivo inmerso en una comunidad de gente miserable que parece dedicar su medio cerebro solo al hecho de desparramar basura, hacer ruido todo el tiempo y luego quejarse porque el mundo va como va.
 
Recuerdo que a poco de mudarme me compré unas botas de gamuza con tacos que hacían ruido cuando subía la escalera interior, mi madre me pidió que me las saque y las lleve en la mano a mi cuarto para no hacer ruido en la escalera y no molestar a los vecinos. Hoy que vivo atormentado por radios, gritos e insultos, puertas que rechinan y portazos, muebles arrastrados a las tres de la mañana y alarmas de autos sonando toda la noche me doy cuenta que mi educación fue especial y me siento bien con ello más me pregunto si fue realmente algo fuera de este mundo.
 
Saludar al entrar o salir, pedir permiso, pedir disculpas si se molesta a alguien, no hablar con palabras soeces (Las llamadas malas palabras), ofrecer ayuda a alguien que está en problemas, ceder el asiento en el colectivo a alguien anciano, permitir hablar aún cuando nos ofenden y luego pensar si lo que nos dijeron puede tener razón y muchas cosas más, fueron parte de mi educación no como estar sentado en un aula sino que fui recibiendo sobretodo de mi madre estos pensamientos que formaron al anarquista de hoy.
 
Entre dos mundos vivo genéticamente conformado por una mujer dura contra las injusticias y un hombre que prefería esperar y evitar conflictos aunque se sintiera tan conmovido por este mundo donde todos atropellan buscando un sitio de confort allí donde sea aunque los demás revienten.
 
Allí es donde me doy cuenta porque Superman es mi héroe favorito: Porque es un súper humano, alguien que permanentemente trata de ser mejor, algo así como “El hombre nuevo”, con perdón del Ché.

2 comentarios en “El Anaquismo Inconsciente

  1. Hermoso, y perdon que lo diga asi, me encanto esta entrada…

    Dificilmente los padres de ahora educan asi a sus hijos y dificlmente esos hijos agradecen la educacion que les dan sus padres y afortunadamnete tu eres uno de los que supo valorarla…

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  2. Gracias Tenshi, mi amdre era muy severa conmigo pero creo que tenía mucha razón al advertirme que era mejor que ella me rezongara y fuera dura antes que en el futuro los extraños lo fueran aún más, de todas maneras con los años supo también aprender de mi, 😀

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