94: No More Tears: Ozzy Osbourne

94: No More Tears
Ozzy Osbourne
 Por: Darío Valle Risoto

Cuando el gran Ozzy parecía tenernos a sus pies después de dejar Black Sabbath y sorprendernos con una lista de buenos discos aún mejores que muchos de los trabajos de la banda de Tomy Iommi, aparece este super recontra discazo que es como la cereza de la torta de una vida dedicada al rock and roll.

Cuando me compre el cassette solo conocía el tema que le da nombre al disco: No more tears porque había visto el excelente video en la tv y no tenía la menor idea de que todo el trabajo con la colaboración entre otros del otro dios del metal (Me pongo de pie): Lemmy Kilmister, nos iba a dar un orgasmo de tachas y revoleos de cabezas a todos los que seguimos este estilo de música.

Porque es imposible saltearse un tema, todos están que nos parten el alma, con la excelente guitarra de Zakk Wylde como nunca antes había sonado y eso que ya nos venía poniendo la piel de gallina desde un par de buenísimos trabajos anteriores pero aquí el tipo realmente se supera a si mismo en cada acorde y cada punteo. La completan Michael Inez que no tocó el bajo en las grabaciones pero que si lo hizo nada más ni nada menos que Bob Daisley y el recontra bueno en la batería de Randy Castillo.

Temas como Hellraiser del que también hay una versión por Motorhead, Time alter time: un de mis preferidos de entre los lentos del gran Osbourne, el hit Mama i coming home dedicado a su esposa Sharon y todos todos con un sonido que aún en un cassette uruguayo sonaba de los mil demonios.
El disco arrasó en ventas pero poco me importaría si no me hubiera gustado tanto, si albergaba aún un ápice de dudas de que Ozzy Osbourne es el verdadero rey máximo del Heavy metal aquí se comprueba que el tipo podía llegar a cuotas máximas de creatividad, elocuencia vocal y por sobretodas las cosas: de sentimiento rocanrolero.

Los Especímenes (Cuento)

Los Especímenes
Por: Darío Valle Risoto

__ Polivalente
__ No lo creo Konrad
__ Bueno, el sistema a veces tiene sus contradicciones, ya casi estamos por perder la cuenta de los diversos internos de abstracción.
__ Creo que esta misión apesta.
__ El Gran Pretor te amonestaría si te escuchara Luartes.
Bajó la cabeza, Konrad no supo si avergonzado o para reírse del trabajo como solía hacerlo, sus antenas se colorearon de rosa fuerte y lanzó un bufido por sus fosas nasales.
__ Deberías cuidarte ese resfrío, no eres el único que ha muerto de sobreexposición a una especie alienígena.
Luartes se acercó a la vitrina, detrás había dos especímenes totalmente desnudos en una especie de recreación de su medio ambiente. La piel azul del Kapaciano contrastaba contra el cristal de Milizzte color negro.
Konrad era un poco menos “azul”, señal de que era demasiado joven aún para ser un científico premiado por los cuatro continentes y catorce naciones de las colonias de Kapacia desde el lejano este a las zonas Balnearias.

__ Macho y hembra les llaman.
__ ¿Se han apareado?
__ Creo que ella lo detesta.
__ Una golondrina no hace verano.
__ ¿Qué? ¿Volviste a tomar licor de Mezxdrecina?
__ Eso tradujo el traductor universal, lo dijo el macho cuando la mujer se acercó a tocarlo.
__ ¿Y como se aparean?
__ Aparentemente el macho coloca su antena dentro de la hembra, por allí, donde hay pelambre.
__ ¡Que asco!
__ Bueno, parece interesante, en su planeta todas sus culturas giran en torno al solo hecho de colocarse las antenas en sus orificios.
__ ¿Más de uno?
__ Y entre machos también.
__ ¡Abominable!
No lo soportó más, se fue llevando su pesado cuerpo humanoide y moviendo su cola por el corredor hasta la soterraza.
Luartes sin embargo sentía cierta atracción por esos raros especímenes cazados en una incursión fuera de los límites más lejanos del vector 304 de Kapacia. Kemo los había cazado cuando bajó en el límite sur del continente llamado Amerrika. Kemo era todo un héroe para los confines del consejo y respetado por los Pretores como nadie antes lo había sido.
Y Kemo era hembra, aunque nadie lo quería considerar.

Luartes se rascó la cabeza calva y sus antenas volvieron a tintinear, se rascó las orejas puntiagudas con sus manos cuidadas de seis dedos delgados y sin uñas como esas que veía el hombre usaba para intentar rasgar el cristal.
__ ¿Querrá decirme algo?
No tendría muchos problemas ya el espécimen había aceptado su condición de tal, eran los suficientemente inteligentes para saberlo, eran parte de la investigación científica del honorable Gran Pretor Kapaciano. ¡Gran honor!
Luartes se colocó el cinturón y activó el campo de fuerza mesoeléctrico antes de entrar.
__ ¿Qué pasa humano?
__ Necesito algo para comer. ¿Tenés pan?
__ Lo podemos replicar. ¿La hembra?
__ ¿La mina?
__ Si… la hembra, no… ¿No es de su agrado?
Se rascó la cabeza, no tenía antenas y estaba calvo en medio a diferencia de la hembra que permanecía contra la pared más alejada con gesto aterrado no bien entró Luartes con su piel azul y sus dos metros y medio de alto.
__ Huele mal.
__ ¿Qué?
__ Olor, huele mal, le hiede todo el cuerpo a la gorda. ¿De repente si le pegan una enjabonada?
El traductor siseo unos segundos pareció enloquecerse, Luartes observó la pantalla donde los caracteres se modificaban a señales auditivas y viceversa.
__ No se lo que es el olor humano, no conocemos esa palabra, tampoco que significa.
__ ¡Con razón!, Vos tenés olor a trapos viejos o a mariguana si se lo mira bien.
__ ¿Le traigo pan?
__ ¿Vino tendrías?
Luartes se fue y apagó el campo de fuerza, el humano ni siquiera había dado muestras de violencia o beligerancia, solamente hacía muchas preguntas y pedía cosas extrañas, el Gran Pretor podría tener respuestas pero en ese momento estaba de viaje en Vaporra XI.
Unos momentos después le dejó el vino y el pan replicados, el hombre le dio una parte a la mujer y se puso a tomar y a comer sin hacerse mucho problema. La mujer se acercó e hizo lo propio pero se veía atemorizada.

Entonces el hombre se volvió a verla y le dijo:
__ Mira gorda en cuanto me mame bien mamado te la pongo.

 

 Fin