En El Día del Padre

En el Día del Padre
Por: Darío Valle Risoto

Bajo la indiscriminada  fiebre consumista nos quieren hacer creer que el amor es regalar un objeto y que este se mide de acuerdo al valor del mismo o su utilidad, mucho menos podremos pensar en que endeudarnos hasta el culo para engalanar a nuestros seres queridos se parezca aunque mínimamente al cariño o la consideración.

Hay días para todos los gustos y será menester de cada uno saber que lugar tienen nuestros padres y aquellos que los disfrutan con vida podrán hacer a un lado cualquier tipo de diferencias y aprovecharlos todo lo posible. Este año se cumplieron exactamente 30 años de la muerte de mi padre el que fue mi primer y mejor amigo de toda la vida y por lo tanto parece hasta mentira contar los años y descubrir que ya hace largos años que no lo tengo digamos: “De cuerpo presente” porque sigue permanentemente como ejemplo de vida para bien y también para no repetir sus errores al cabo que el tipo era un ser humano.

Mi padre me inoculó este gusto por la ciencia ficción, los cómics que en aquellos tiempos era “Historietas”, las películas de terror, las series y dibujos animados, etc. Probablemente también como él disienta absolutamente de eso que algunos tratan de adjudicarle a la vida adulta y por lo tanto como niño tuve la satisfacción de compartir casi todos mis gustos con mi viejo que cansado y todo se tomaba el tiempo para jugar a los soldaditos conmigo o leer las mismas revistas de superhéroes, westerns, etc.

Recordar a mi padre también está ligado a un sentimiento de pena porque siendo un hombre tremendamente inteligente nunca aprovechó esto pero tampoco buscó oportunidades tal vez porque signado por la pobreza había que buscarse el sustento diario sin mucho margen para hacerla de aventurero en un mundo donde uno nace donde nace y difícilmente pueda salir de su círculo social. Pienso en lo increíble que un tipo que estudió solamente hasta segundo de primaria haya aprendido electrónica por correspondencia y que sin casi ninguna herramienta más que un destornillador y su mente pudiera arreglar todos los aparatos que se le ponían en frente.

Entre mis recuerdos imborrables está cierta ocasión en que se rompió nuestra televisión “Columbia” y mi madre le prohibió que la mire porque aún tenía garantía y resulta que viene el muchacho del service, abre el circuito impreso y mira a la televisión abierta como si se tratara de un Alien. Y mi padre no se pudo aguantar y terminó arreglándola con las herramientas del pibe utilizando su tester, etc. Y terminan conversando de electrónica y el muchacho aprende un montón y le agradece y se va dejando la televisión completamente reparada… por mi viejo.
Mi padre tenía sus defectos, tal vez era poco ambicioso, más bien nada ambicioso y eso a veces nos puede mantener en una situación donde sea prácticamente imposible prosperar económicamente aunque eso si, estoy seguro: Para mi padre no había más felicidad que prepararse el mate, fumarse un cigarro, comer algo dulce y mirar televisión junto a mi.

Las Mujeres de Milo Manara

Las diez mil mujeres de Milo Manara
Publicado por Josep Lapidario   

“El sexo es un componente determinante de la cultura. Cuando vives plenamente tu sexualidad, rompes con el embrutecimiento social”.
Milo Manara

Es fácil pensar en Maurilio “Milo” Manara como el reflejo en ilustración de Helmut Newton en fotografía: ambos son los mejores retratistas del ideal de belleza femenino.

Pero eso sí: mientras que Newton necesita contratar a modelos profesionales, Manara puede invocar mujeres perfectas con unos simples trazos sobre el papel. En este precioso vídeo podemos ver a Manara en acción, dibujando distraído y de forma increíblemente natural y orgánica una de sus hermosísimas mujeres sin marcar previamente proporciones o estructuras de apoyo, simplemente plasmando la imagen femenina que aparece en su imaginación. Y aunque mis gustos personales en cómic erótico vayan por otros derroteros (Saudelli, Pichard, Von Gotha o Crepax), reconozco admirado la influencia del maestro Manara en el imaginario erótico occidental. En los años setenta las mujeres de Manara, con su sexualidad activa e irreverentemente cachonda, se convirtieron en la imagen idealizada de la mujer moderna en la era de la liberación sexual y la ruptura entre el “vicio privado” y la virtud pública.

Manara creó un estilo de dibujo muy particular (y muy imitable, por suerte o por desgracia) mezclando su propio trazo limpio y claro con la sensualidad barroca de Crepax, la imaginación inagotable del muy llorado Moebius y el espíritu aventurero de Hugo Pratt. En el mundo de Manara los personajes masculinos tienen rasgos muy marcados: prestados de actores famosos (Alain Delon, James Dean) o bien feos de solemnidad a pesar de lo mucho que follan (cortocircuito mental: ¡como el greñudo de The Joy of Sex!). En cambio, hay que esforzarse para encontrar mujeres feas en el imaginario de Manara: sus mujeres serían realistas en el mismo mundo idealizado y burgués en que las mujeres de Newton serían realistas. Dice Manara: “para mí son personajes sacados de la Commedia dell’Arte, por eso sus rasgos aparecen siempre exagerados”.

Manara ha dibujado centenares, miles de cuerpos femeninos a lo largo de su carrera, pero en el fondo las diez mil mujeres de Manara son una sola hembra imponente repetida sin cesar: morena o pelirroja, con pelo rizado o larga melena, pero siempre con mirada pícara e intensa, húmedos labios, pechos bien formados (no antinaturalmente grandes como suele ocurrir en la historieta erótica), piernas inacabables y, sobre todo, los mejores culos femeninos de la historia de la ilustración. Mi conspiranoica pareja me sugirió que ese retrato de la mujer manariana no se correspondía sólo con un ideal femenino genérico, sino también con una mujer real, un inaccesible amor platónico, una paciente cero que en algún momento contagió a Manara una visión de la femineidad que idealizaría y reflejaría una y mil veces en todas y cada una de sus obras bajo diferentes disfraces.

Es difícil confirmar esta teoría, ya que Manara protege celosamente su intimidad y su historia personal. Pero soñar es gratis: ¿quién será esa Eva que se convirtió en el pecado original de Manara? ¿Una maestra de su adolescencia, una prima, una vecina, un amor prohibido? Es posible… Pero también podría ser Jane Fonda.

                                     

Festival de colores en India

Que vivan los colores
Por: Darío Valle Risoto

En el corriente año quién sabe conque cometido más no menos que ser absolutamente felices pintados de todos los colores posibles se celebró este festival en India. Me recordó no se porqué a algunas fotos de Woodstock y tal vez porque estas también invitan a sentir una sensación de paz que en los últimos tiempos nos resulta más que cara a la vida.

Sueño con viajar algún día a la india, luego de Galicia, Londres y México creo que está entre mis destinos que creo a estas alturas visitaré cotidianamente con las alas de la imaginación que no es poco.