Jojo Rabbit
Por: Darío Valle Risoto
Llevar al cine el tema del nazismo no es nada nuevo ni mucho menos original pero hacerlo desde la comedia al menos para mí, implica el riesgo de poner uno de los temas más duros para la humanidad del lado del entretenimiento y eso es de un enorme riesgo desde el punto de vista humano.
El primer caso fue: “El Gran Dictador”, tiempo después el propio Charly Chaplin al enterarse de las masacres de los campos de concentración confesó que no habría hecho nunca la película de haberlo sabido.
Hace unos días vi la comedia de Mel Brooks de 1983: “Soy o no soy” donde interpreta a un actor polaco que para salvarse él y un grupo de judíos suplanta a Adolfo Hitler y funcionó muy bien, más películas como: “La vida es Bella” o la alemana: “Ha vuelto” me han resultado verdaderos fiascos por diversas razones pero obviamente por llevar este tema a terrenos donde es muy fácil zozobrar.
Y este preámbulo viene a que Taika Waititi que ya se perfilaba como un completo realizador: escritor-interprete-director dio con el filón del éxito en este tema con la historia de un niño de diez años que ingresa a las juventudes Hitlerianas y tiene como amigo invisible al propio Adolfo. La comedia funciona aunque advertidamente se va dramatizando deviniendo en escenas que confieso me pintaron algún lagrimón pero sin perder esa veta burlesca que tan bien hace este gran creativo.
El hecho de tener a una refugiada judía entre las paredes de su casa oficia de moderador de la historia y de puesta a tierra del eterno tema de lo ideológico bajado a la realidad donde se confrontan la ilusión del niño con pertenecer a esa élite de soldados con la madurez de ver el verdadero rostro de la barbarie que se estaba gestando.
La música oficia de jerarquizador de una película que desde las primeras escenas promete ser por lo menos muy buena y cumple con creces de adorno de una historia equilibrada entre lo cómico y lo terrible de estos señores de “raza pura” que casi acaban con medio planeta.
Scarlett Johanson magnífica como siempre y hay un par de diálogos que aventuraría a que son totalmente improvisados dada la costumbre de Waititi de dejar hacer a sus actores con algunas premisas lo que nos da no solo realismo sino que indefectiblemente nos involucra en la cosa.
En definitiva Jojo Rabbit juega en un terreno abrupto y sale más que airoso contándonos la historia de un niño que sueña con una mentira que se va desmoronando a su alrededor. En definitiva es la historia de todos los derechistas de este mundo.
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