Montevideo y su transporte
Por: Darío Valle Risoto
En las horas pico no es raro escuchar preferentemente de alguna señora apretada entre varias personas la frase: “viajamos como ganado” y últimamente a esto casi siempre suelo decirles que hace más de cuarenta años que nos dimos cuenta de este asunto pero no lo hemos resuelto ni lo vamos a resolver. Y para repetir otra frase hecha: “Ajo y agua” como dicen algunos abreviando aquello de: A joderse y a aguantarse.
Hay diversos factores sobretodo: económicos que hacen que nosotros los usuarios del pobrerío nos veamos expuestos a esta especie de orgía sin sexo alrededor de aquellas horas donde la gente entra o sale de sus trabajos y entonces habrá que intentar llegar enteros a casa luego de ese: “subenestrujenempujenybajen” que tan bien inventaron los alemanes.
Montevideo es una ciudad chica que bien podría ser una especie de paraíso dado que también somos pocos, apenas poco más de un millón y medio pero nos la ingeniamos para apretarnos como chinos y ensuciarla como piratas del Caribe si se da el caso. No sabemos convivir y hemos perdido algunos parámetros esenciales en esta convivencia al punto de que muchas veces los empleados de las compañías de transporte nos tratan muy mal y hasta se dan el gusto de compartir a todo volumen su miserable gusto por la música o por programas de radio que apestan, pero: Ajo y agua.
Cierta vez en facebook propuse un paro de usuarios, un buen día en que la mayoría no tomemos colectivos para demostrar nuestro descontento pero claro que nadie se hizo eco, debe haber cosas más importantes o yo debo ser de los pocos que no tiene auto, ni siquiera bicicleta que reconozco que esto último lo he pensado pero creo que aún estoy joven para morir.
Que las paradas deberían llamarse: “Disminución de la velocidad” y que el boleto nos habilita si tenemos la suerte de que el colectivo esté medio vacío a aguantar: raperos, actores de teatro fracasados, cantantes de tango, chicos fumetas con bongoes y señores que en más o menos una hora nos cuentan una historia más triste que la de la cenicienta es un hecho. Que los inspectores pertenecen a las mismas compañías y por lo tanto quejarse de algo es como un chiste porque obviamente defienden a sus compañeros es otro hecho. Que la intendencia de Montevideo a manos del mismo partido hace más de 25 años no ha podido solucionar mucho aunque lo ha intentado es otra realidad y podríamos escribir una larga lista de quejas y sinsabores pero pretendo ser corto.
Para terminar debo agradecer el tema de la tarjeta de transporte metropolitano que nos da la facultad de adelantarles un montón de dinero a las compañías a cambio de pasar la tarjeta por un lector al subir al vehículo y así evitar andar con dinero para que no nos ataquen los cacos. El tema es que cuando la fui a cargar la última vez me dijeron en dos locales que no se podía y me enviaron a los sótanos del Shopping Tres Cruces a un local que se encuentra más o menos en el quinto infierno esquina donde el diablo perdió el poncho y allí me dijeron que la tarjeta está bien pero suelen mandarles a la gente quien sabe por qué motivo. Solo les respondí con una sonrisa y les dije: __Esto funcionaba demasiado bien, era solo cuestión de tiempo para darme cuenta de que estamos en el tercer mundo, Gracias.