El «Carnicero» del Puerto (Cuento)

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El Carnicero del Puerto
Por: Darío Valle Risoto

Entró al Bar y ocupó su acostumbrado lugar al fondo justo debajo de la pared más cargada de cuadros con equipos de futbol, banderines, escarapelas. A la derecha la pequeña estantería con copas de los campeonatos de Bochas y Billar. El gallego le preguntó desde la barra que quería y pidió un capuchino con una media luna de jamón y queso.

De verdad no tenía hambre pero estaba congelado, el frío en la calle se ensañaba con aquellos que se había aventurado a la altura del Templo Inglés con un viento desde el mar que dejaba un tornillo increíble. Para colmo Mateo no tenía una buena época para vivir.
Al rato de ser servido le puso cuatro terrones de azúcar al gran vaso y revolvió desganado, todavía tenía el saco puesto bastante mojado así que se lo quitó y lo colgó en una silla vacía a su lado. Recordó la imagen de ella en otro café no hacia mucho tiempo sonriendo de sus ocurrencias y de sus chistes.

__ Nada dura para siempre pero todos vivimos como si así fuera, hasta la vida cuesta vida __ Pensó e hizo fuerza para sonreír al menos no sea cuestión de andar perdiendo el humor, le dijo una voz interior de tipo joven y fuerte, del tipo joven y fuerte que ya no era.
__ ¡La vida te da cada roscazo hermano! __Le había dicho Alejandro cuando le vino a hacer un poco de compañía al enterarse que Alba ya no era la compañera de su mejor amigo.
__ No me digas nada, siempre supe que ella no era para mí. __Le dijo al flaco y se puso a llorar como un niño. Su amigo lo miró, encendió un cigarrillo, pitó y se lo pasó sin importarle que el no fumara y Mateo lo aceptó y pitó profundo a ver si el humo le intoxicaba con otra cosa el corazón.

El Bar La Escollera se estaba llenando, era el atardecer de un viernes y llegaban hombres de todas las edades a jugar a las cartas, al billar o para ir al fondo a una partida de bochas en la cancha con vista a los barcos de la bahía con sus sonidos de campanas y el olor a mar dulce o salado según el tiempo.
Mateo tomo el capuchino y comió la media luna que tenía gusto a vieja pero igual llenaba el buche, no quería llegar a la pieza y encontrarla más vacía que nunca. Desde que Alba se había ido se agrandaba cada día más o el se empequeñecía al punto de que a veces caminar hasta la puerta del cuarto era una odisea.

__ Estoy harta de tanta miseria. __Le había dicho ella mientras llenaba sus valijas con sus cosas, afuera en la calle la esperaba el tipo con su auto y una nueva vida sin penurias. No tuvo valor para prometerle nada que ya no le haya prometido antes y sintió que era un perdedor irreparable y que había fallado ante una vida signada por la pobreza.

__ Te busqué en tu pieza, me dijo la doña que habías salido y me imaginé que estabas por acá… ¿Cómo anda la cosa? __ Alejandro se quitó la gorra de lana, se acomodó los bigotes en gesto mecánico, lanzó un bufido y pidió una grapa con limón para luego sentarse a su lado.
__ Todavía no me maté, como verás.
__ Ya va a pasar hermano, yo tuve tres mujeres, tengo por ahí como cuatro o cinco gurises y acá me ves tranquiliño. __ Se señaló con ambos pulgares y se echó para atrás mientras el mozo le traía su grapa y una pequeña picada.
__ Ya va a pasar, después de todo ahora esta viviendo sin necesidades, cuando se vino del interior no fue para pasarla mal conmigo, sin embargo terminó viviendo en el conventillo y hace tres años que la remamos sin éxito, todo siempre cuesta arriba y en chancletas hermano.
__ El rico vive del pobre y el pobre de su trabajo, ahora con ese cajetilla va a comer con aceite pero te aseguro que en algún momento va a pensar en vos y va a sentir que es una mina de porquería. __Le guiño un ojo, se empinó la grapa y señaló a su vaso para que le traigan otra.
Mateo no tenía ningún interés en que Alba se sintiera mal, sabía que no era un santo, la había engañado más de cuatro veces y al fin como que las cuentas se habían emparejado, así se lo hizo saber a su compinche.

__ ¡Bueno pero somos hombrecitos carajo!
__ Lo se hermano, pero ella se vino de Paysandú escapando de la miseria y se acollara conmigo porque la llené de versos, de verdad que quería tenerla como una reina y terminó en esa pieza de mierda en un conventillo del bajo trabajando en una fábrica cociendo por cuatro pesos, para colmo yo en el puerto gano muy poco.

__ Uno no elije mi viejo, nacimos pobres y pobres vamos a morir, cuando ese pituco se canse de la rubia le pega una patada en el culo y ya sabemos donde va a venir a parar como el perro arrepentido.
__ No se, creo que yo también me quiero ir a la mierda, este país no da para más, siempre los mismos en el gobierno y nosotros yugando para nada. Ese nene bien que se la llevó es sobrino de un ministro de hacienda, gana miles de pesos calentando una silla y nosotros agachamos el lomo como negros para apenas pagarnos el día.

Entró Margot al boliche y algunos le chiflaron, otros la saludaron sacándose el sombrero y ella puta vieja y sabia les lanzó besos pero posó sus ojos azules en el flaco Alejandro.

__ A ver cuando pasas por El Pirate que las nenas te extrañan flaco.
__ Mishiadura, ando pelado y las putas raras veces dan crédito mi negra, pero vení sentate que tengo un amigo al que le han planchado el corazón con un abandono jodido.
Ya por los sesenta pero absolutamente conservada Margot alias “La Turca” regenteaba un boliche y burdel en el puerto quizás de los más famosos y honestos dentro de lo que esos mundos podían pedir.
__ Vos sos Mateo, te recuerdo, viniste con ese fantasma al bailongo un par de veces, contame lo que te pasó que tengo un escote amplio para aguantar el llanto de los buenos mozos. __Dijo y era cierto.
No tenía ganas de hablar pero Alejandro vino con la botella de grapa y dos vasos uno para la doña y otro para su amigo que no pudo negarse y al sentir el fuerte alcohol en su garganta se lo contó todo hasta que el rostro de la mujer se ensombreció.
__ Vos decís muchacho que se fue con Norberto Escalada el hijo del ministro. ¿Cuánto hace de eso?
__ Poco, una semana, más o menos. ¿Por qué esa cara?
__ Porque ese tipo no está enamorado de ella, ese tipo manda muchachas para yirar en Italia desde hace años.

Alejandro y Mateo se quedaron con las grapas atravesadas en la garganta, el primero tosió como un poseso y Mateo empalideció aún más de lo que ya estaba por la amargura.
__ ¿Estás segura Turca?
__ Ya mismo me acompañan, pasamos por el Pirate a buscar algunas cosas y vamos por tu mujer.
Enorme, alta, gruesa e imponente con su vestido ajustado y sus zapatos altos la Turca marchó decidida sin responder a los múltiples saludos, preocupada pero no más que los dos hombres que caminaban tras ella ambos con las cabezas muy revueltas.

Los hizo esperar afuera, bajó la corta escalera del boliche que tenía luces rojas y un enorme cartel con un loro y el nombre de: “El Pirate” en letras góticas.
Tomen, un revolver para cada uno, no creo que los necesiten pero esta gente es mala y habrá que poner huevos si se hacen los difíciles para devolvernos a Albita.
__ Gracias Turca, pero no sabemos que hacer.
__ Yo voy con ustedes, vamos al puerto, hay una oficina donde despachan todo, es del gobierno, a veces tengo que ir para arreglar los papeles de alguna de mis muchachas pero estos mandan para afuera con engaños, son unos hijos de puta.

El frío y la oscuridad se ensañaban con el puerto, algunos borrachos y marineros caminaban por las veredas o cruzaban las calles de piedras mientras que algunos autos, cachilos y furgones transitaban ruidosos. Bajo un farol un perro dormía y una mujer negra pasó sosteniendo un bulto de sabanas recién lavadas sobre la cabeza.

Llegaron a un edificio a dos cuadras de la bahía con el escudo nacional al frente y la seña de los despachantes de aduanas.
__ Se que tienen a Alba…
__ Alba Jiménez ___Agregó Mateo sintiendo el arma en su saco como si pesara cuatro kilos y ni siquiera sabría usarla si se daba el caso.
El portero se hizo a un lado y entraron, indudablemente conocía a la mujer pero adentro encontraron un corredor y una oficina con un hombre que escribía a máquina mientras escuchaba música clásica en un combinado.
__ Te llevaste a una de mis chicas: Alba Jiménez, me la tenés que devolver.
__ No se de que me estás hablando.
Alejandro sacó su revolver y le apuntó a la cabeza al tipo que inmediatamente comenzó a transpirar, había abierto un cajón disimuladamente donde tenía un arma pero no iba a poder sacarla sin recibir un tiro, lo sabía.

La Turca se puso a su lado y lentamente cerró el cajón tras constatar que había un bufoso dentro, miró al tipo a los ojos y le pidió a Alejandro que guarde el chisme.
__ Mira Norberto, ya somos viejos colegas y me debes muchos favores, me das a la piba y todo bien o este flaco te vuela lo sesos o lo que es peor, ese otro que está más nervioso que nosotros tres te corta en pedacitos, por algo le dicen “El carnicero”.
Mateo intentó poner cara de mal tipo pero temía cagarse encima en cualquier momento.

Así que este era el tipo que la había conquistado y él se sentía culpable por sus sinceras promesas cuando ahora parecían casi una simpleza al lado de semejante hijo de puta dedicado a la trata de personas.
__ Está en el hotel de al lado en la pieza 14, mañana iba a irse para Italia, llegaron a tiempo, después de todo una puta más o menos no hace la diferencia. __Sonrió el tipo.

Mateo no sabía como apuntar o disparar un arma pero el revolver que le había dado por las dudas La Turca le sirvió para darle tremendo culatazo en la nariz al mequetrefe que cayó de espaldas con el rostro ensangrentado, inmediatamente dejaron el lugar y pasaron por ella que se mostró sorprendida de que aparecieran por ella cuando ya sospechaba que había algo muy raro en la propuesta de su reciente pareja para viajar a Italia.

Volvieron al conventillo y ella sacó lentamente y llorando las cosas de las valijas.
__ Perdóname. __Le dijo tragando mocos.
__ Perdóname vos por esta miseria, nos iremos pronto a cualquier parte, esta ciudad nos va a terminar matando.

Un mes después se tomaron el avión a Santiago de Chile. el flaco Alejandro luego de despedirlos volvió al bajo y pasó por El Pirate, estaba preocupado por la suerte de La Turca.
__ No muchacho, yo soy intocable como la peste, estos no se pueden meter conmigo porque se muchos secretos, ese hijo del ministro Escalada está incapacitado porque el padre me debe un gran favor que algún día te contaré.
__ Bueno, me alegro que estés bien, cuando consiga unos pesos, paso por alguna de tus chicas.
__ Entra que Brigitte está libre, hoy va por la casa flaco. __Le dijo sonriendo.

FIN

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