La Cruz de Hierro
Por: Darío Valle Risoto
Quizás junto a los westerns y al Peplum el cine bélico conformó la trilogía de lo que en décadas pasadas significaba el mejor cine para la aventura amén de otros estilos, pero apuesto firmemente a que en el cine bélico es donde obligatoriamente los autores debieron ceñirse más a los hechos históricos a diferencia de los ítems anteriores. Bien sabido es que en el Western los usamericanos fabricaron una estética de los cowboys que nada tenía que ver o muy poco con la realidad y sin embargo en el western italiano si se respetaron ciertas estéticas, más hay detractores de esta opinión.
Pero ahora trataremos de recomendar una película bélica usamericana que sin embargo trata de un aspecto de la guerra ajeno a estos en tanto repasa el frente alemán contra los rusos por la hoy reconocida zona de Ucrania y más precisamente en los alrededores de Crimea.
Alemania desgastada y perdiendo la guerra vergonzosamente ante los Rusos, los que ellos por supuesto que consideraban como inferiores, se las ve negras mientras la historia se detiene en Steiner un jefe de tropa bastante irrespetuoso de los mandos pero que tiene el don de salir airoso de cualquier misión aún de las que el mismo se inventa. Por otro lado la necesidad de conseguir una “Cruz de hierro” de un patético oficial perteneciente a la nobleza antigua y prusiana pone en tela de juicio el viejo tema de las ideologías que en los frentes de batalla se chocan contra la realidad de la vida y la muerte.
La figura de Steiner está muy bien caracterizada tal vez simbolizando al hombre común que se ve metido a una guerra que nunca hubiera querido y termina por odiar todo lo que simboliza su uniforme y al estado nazi que allí lo puso. Por lo tanto esta película dirigida magistralmente por Sam Pekinpah es uno de los mejores alegatos pacifistas que dio el cine, en tanto no procura darnos lecciones explícitas pero durante toda la historia será probable que sintamos el mismo asco por las matanzas innecearias que siente Steiner.
La película tiene momentos realmente elocuentes como la del oficial nazi ya citado: El capitán Stransky (Maximiliam Shell) que sondéa a un subalterno sobre su evidente relación homosexual para con un subordinado no para castigarlo sino para amenazarlo y así conseguir su total sumisión a un mando desde todos los puntos de vista inexperiente como se verá en todas sus acciones. Por otro lado Steiner (James Coburn) oficiará como el único nexo dentro de tanta locura y será así mismo devorado por la maquinaria de la guerra y aún pudiendo quedarse a salvo en una clínica tras ser lesionado elije volver al frente para estar con sus camaradas.
El enemigo ruso aparece impreciso y fuera de todo protagonismo más que la lucha frontal que se aprecia a lo largo de todo el filme salvo en dos ocasions:
1) El niño soldado adoptado por la patrulla de Steiner desollendo la órden de eliminarlo y que termina como especie de sirviente de estos alemanes
y 2) Una incursión de escape que se topa con un grupo de mujeres soldados rusas que están descansando en una especie de granero. La que se está bañando valía la pena una buena… Perdón, esta escena es sustancialmente importante en lo ya citado del elocuente mensaje anti bélico de la película por dos razones: el joven alemán asesinado y el oficial de las SS que es “cedido” a las chicas luego de que sufiera una mutilación de pene.
Sam Pekinpah, junto a Vadim Glowna e Iveca Pajer dirigiendo una escena durante el rodaje de la Cruz de Hierro.
Película formidable que abre y cierra con imágenes y sonidos reales de esta tremenda atrocidad generada por un enfermo mental como el señor Adolfo Hitler que contagió a una nación de un fanatismo que quizás todavía estemos sufriendo de algún modo en todas partes del mundo.
¿Verdad que no necesitamos a las mujeres?