Neo Vampiros 49: Otro despertar

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Neo Vampiros 49
Otro Despertar
Por: Darío Valle Risoto

Y por fin comenzó a caer la tarde, Paula le dio el resto del día libre a la empleada que se fue medio desconcertada porque intuía que pasaba algo raro. La ciudad poco a poco se resignaba a una noche más y no era una noche cualquiera, la noticia de lo sucedido en Solymar ocupaba las primeras páginas de los diarios y los noticieros centrales de televisión daban versiones disparatadas del asunto.

Paula sintió ruido desde adentro del ropero y tras constatar que ya la oscuridad era casi absoluta quitó el colchón que lo cubría, si bien varias veces había sido testigo de Lorena volviendo a la vida durante el atardecer igual sentía esa opresión en la garganta por ser una de los pocos testigos sobre la tierra de ese evento sobrenatural.

Una delicada mano completamente blanca salió primero y después ella, pálida, aún somnolienta y completamente extrañada de encontrarse fuera de su hogar. Aparentemente los sueños diurnos de los vampiros en ciertos casos se parece demasiado a los de los seres vivos.
__ ¿Estás bien?
__Ya recuerdo, vine porque se acercaba el día y no llegaría a tiempo a casa, gracias.
__Estamos solas, le di libre a la muchacha y gracias a vos. me salvaste la vida, de forma no ortodoxa pero aquí estoy; muerta de miedo, magullada pero viva. Esbozó una sonrisa.
__Esa mujer… Morrigan, tiene una fuerza y un poder tremendos, por primera vez sentí…
__ ¿Miedo?
__Algo parecido, Henrich me habló escuetamente de ella, lo primero que resaltó fue que para mi lo mejor es tomar la mayor distancia posible, de todas maneras me acosa la sensación de que en realidad no nos quiso hacer daño.
__ ¿No me vas a decir que estaba jugando?
__No te imaginas lo que pueden idear los inmortales para pasar el tiempo. __Contestó con el rostro sombrío mientras tomaba del escritorio de Paula uno de los paquetes con sangre que esta había sacado de un gabinete escondido de su lujosa heladera. Bebió con cuidado tratando de sofrenar la enorme sed que la impulsaría a saltar sobre la primera garganta al despertar, pero Paula era indiscutiblemente de lo poco que la ataba a la vida.
Paula discretamente salió de su cuarto y fue a sentarse al living, sobre la chimenea descansaba ese horrendo cuadro familiar que su madre caprichosamente había encargado, eran ella y sus padres en actitud de familia feliz, desde luego que los rasgos de su querida madre fueron exhaustivamente embellecidos por el artista.
Lorena llegó y se sentó enfrente.
__ ¿Y ahora que?
__ ¿Qué?
__Esa mujer, Morrigan, ¿va a volver a buscarte?
__No lo sé, supongo. __Contestó mirando también al cuadro y sintiendo ese viejo ahogo de recordar que casi no tuvo padres y que su niñez fue el preámbulo de una conflictiva adolescencia sin lugar ni motivo hasta que lo encontró a él.

Sonrió.
__ ¿Qué te hace gracia?, ¿Mi familia?
__Todo lo contrario, pienso en el enorme tesoro que tienes de haberte criado con tus padres, lo sé, me vas a decir que solo te daban dinero, que nunca te dieron cariño, pero estuvieron allí, hasta para putearlos.
__Me voy a servir un buen vaso de whisky. __ Paula evitaba volver a hablar de sus padres, hacía tres meses que descansaban en las islas Caimán a buena distancia de ciertas investigaciones financieras en el Banco de Montevideo.
__ ¿Tienes algo de vino?__ Preguntó Lorena tratando de evitar conversaciones embarazosas, de todas formas sentía que una nueva etapa comenzaba en su vida, una donde debería extremar sus movimientos en la búsqueda de su propia forma de justicia, nunca hubiera querido involucrar a Paula y sin embargo había sido secuestrada por esta mujer extraña y peligrosamente atractiva.
__Tinto como te gusta. __Acercó una copa labrada italiana y la botella de un vino Chileno.
__Contame, ¿Cómo se acercó a vos Morrigan?

Juicio y Castigo

El paisaje aquel

Landscapes 3 (12)

El paisaje aquel
Por: Darío Valle Risoto

Cuando caiga la Luna
Y bese al río con amor
Ese paisaje será mío
Y tal ves de los dos.

Vi la ventana
Que acurrucaba tu canción
Brisa de un verano
Que tu canto recorrió.

Me asomé pero con miedo
Y el pasado me golpeó
Con aquellos mil perfumes
Y aquel calor del sol.

Vi el paisaje aquel
De tu negro pelo y el amor
Vos eras madre…
Y el padre era yo.

Arrancábamos al mundo
Y en la ventana estabas vos
Eran de mañana lo recuerdo
El desayuno y el blanco reloj.

Agujas pinchando la tierra
Despedida sin corazón
De un sueño desesperado
Y así el amor se terminó.

El verano se tragó todo
Luna, río, paisaje y canción
Y ya no veremos los hijos
Que alguien nos retiró.

Recordé pero con miedo
Y el pasado me golpeó
Con aquellos mil recuerdos
Que me atraviesan el hoy