El reggaetón son los padres

El reggaetón son los padres
Por: Darío Valle Risoto

Nuestra primera escuela es nuestro hogar, antes de ir incluso al preescolar estamos absorbiendo los conocimientos que nuestros padres nos regalan por intermedio de nuestra relación afectiva, de allí en más aunque vayan tomando un rol menos importante a través de los años a medida de que vamos creciendo es en primer lugar que de estos adquirimos nuestros primeros encuentros con la manifestaciones artísticas entre otras cosas.

Y si bien por supuesto con el tiempo iremos obteniendo nuestros propios gustos en cualquier materia es de nuestros padres que aprenderemos sobre: música, literatura, cine, etc. Y de allí en más desarrollaremos nuestro camino pero con las herramientas fundamentales para ir desarrollando nuestra capacidad de sentir, disfrutar y sobretodo desarrollar nuestro intelecto.

No hace mucho tiempo atrás era característico que pudiéramos elaborar cierto examen sobre nuestros conocidos solamente observando los libros de su biblioteca o los discos que poblaban cierto sector de la casa aproximado a un tocadiscos. Las conversaciones sobre música, libros, películas eran más habituales que hoy día e intentaban abordar estos ítems con la curiosidad de quienes pretenden crecer intelectualmente disfrutando de ello.

En la época actual se ha tornado difícil conversar sobre estos temas y en lo personal encuentro cada día más difícil hallar interlocutores válidos cada vez sobre los temas más sencillos a discutir. Probablemente vivamos en un tiempo donde el confort nos ha hecho vagos y con todo el conocimiento al alcance de la mano solamente hacemos uso de él más no lo absorbemos como antes, solamente sobrevolamos los temas y las ideas y por lo tanto la música no es ajena a esto.

Para colmo de males de hogares disfuncionales donde raramente se viven los primeros años con ambos padres y encima de ello en ambientes de pobreza es mucho más difícil pensar en un desarrollo intelectual ideal, más curiosa o paradójicamente encontramos que en hogares de clases medias o altas también hay un creciente gusto por el arte vulgar y decadente que hace gala especialmente en la música del Reggaetón.

Alguien me dijo cierta vez que antes las clases humildes trataban de replicar los gustos artísticos de las clases altas para intentar crecer como personas y así copiaban la música y la literatura de niveles digamos “ricos”, más hoy sucede exactamente lo contrario, las clases dominantes usufructúan en gran medida estos productos mediocres y vulgares quizás porque han caído presas de sus propios planes para pauperizar la educación.

Si el reggaetón hoy día es consumido por un amplio espectro etario pero especialmente por niños, jóvenes y adolescentes es porque este púbico ha carecido de la comunicación y el intercambio social mínimo con sus mayores para ir aprendiendo lo más posible sobre el maravilloso y amplio universo musical. Por lo tanto frente a la ausencia de un punto de anclaje donde se hace necesario un mínimo desarrollo de la sensibilidad no es raro que tengamos enormes cantidades de variaciones sobre la misma estúpida, simple y patética canción misógina y poco feliz de artistas más cercanos a delincuentes y narcotraficantes que a verdaderos creativos artísticos.

En definitiva somos lo que comemos y mostramos lo que somos tanto por cómo nos vestimos, hablamos como por los aspectos artísticos que motivan nuestras vidas y son estos los puntos de partida para ser cada día mejores personas o la razón de que seamos títeres del sistema.