Lujos de Clase

Lujos de clase
Por Darío Valle Risoto

Cuando la soledad hace tumba en mí
Renace aquel viejo desvelo por el ayer
Un tiempo remoto que se fue fraguando
Entre lágrimas y amaneceres.

Había un frío húmedo
Entre baldosas rotas y paredes agrietadas
Pero caliente la olla estaba ancha
Plena de verduras cociendo promesas.

Yo ponía la mesa y servían el vino
Raras veces había un refresco
Pero nunca faltaba el pan en la mesa
Ni aún en los días de silencio.

Mis padres me amaban
Yo era su premio a una vida sin clemencia
La hostilidad de una infancia pobre
O el entorno de una vida modesta.

Cuantos recuerdos y aquella hambre
Por la lectura, el cine, la educación
Los amigos que venían a casa
Desde sus lujos y sirvientas
Y siempre querían retornar
Y mi madre siempre me decía…
Vuelven porque en sus hogares
No hay amor.

2 comentarios en “Lujos de Clase

  1. La cosa era así: Yo iba a una escuela publica de mañana donde iban varios nenes cajetillas del barrio, en ese tiempo todabía no se separaba la educación de acuerdo al poder adquisitivo, como vivia en una única habitación en un conventillo me extrañaba que muchos amigos les encataba ir a casa: tomaban la leche, comian fruta que mi padre llevaba del Mercado Modelo donde trabajaba y conversaban con mi madre y con él con gran entusiasmo, raras veces yo iba a sus casas y si lo hacían no me daban ni bola sus viejos y apenas me convidaban con un vaso de agua. Indignado le dije esto a mi madre y me contesto que todos eran hijos de padres separados y que en casa se los trataba como a mi: se conversaba con ellos, incluso mi padre cuando me llevab figuritas si habia un amigo repartía la mitad de los sobres o jugaba con nosotros a los soldaditos o con los autitos. Cosas de la dignidad en la pobreza. Un abrazo.

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