Homero y la religión

Homero y la religión

Por: Darío Valle Risoto
 
Estas vacaciones entre otras cosas estoy retornando a los Simpsons desde el inicio, creo que ya vi todos los capítulos pero en esta ocasión me estoy encargando de bajarlos , verlos en orden estricto y recién llegué a la cuarta temporada, así que se imaginan que tengo para un rato largo, más allá de que la última que la tengo completa y lo primero que hice fue hacerme un tremendo compilado de los Simpsons y sus especiales de noche de Brujas.
Muchos sostienen que la serie ha decaído en más de veinte años de emitida, yo pienso que habrá para rato siempre y cuando el equipo creativo consiga mantener esa irreverencia absoluta a todos los iconos norteamericanos y de la humanidad por entero. Entre estos la religión es continuamente puesta sobre la tela del humor pero también habrá momentos para refleccionar a través de la capacidad enorme de Homero de tomarse a dios para la reverenda joda, él como yo cree más en Superman y por lo tanto no se le mueve ninguno de sus seis pelos cuando Marge trata de meterlo en la iglesia.Homer the Heretic fue estrenado el 8 de octubre de 1992 y fue el episodio tres de la cuarta temporada, en el mismo, Homero logra quedarse un domingo en casa porque el pantalón de ir a la iglesia se le rajó y por lo tanto tiene sus mini vacaciones durmiendo, cantando y hasta parodiando cierta película de Tom Cruice.
Luego sueña con un dios sin rostro y este le permite vivir sin ir a la iglesia, por lo tanto con total impunidad Homero enfrentará como siempre suele hacerlo, el tema de las obligaciones sociales, lo que quiere decir: Hacer lo que se le da la gana.

Los Estados Unidos es un país altamente religioso donde la iglesia protestante, los católicos, los judíos y quinientas religiones más intentan a su modo volver aún más idiota a esta sociedad, por lo tanto cuando en cualquier producto hay una crítica aunque humorística de estos ejemplos de la sumisión del cerebro humano, es de alegrarse. Más no nos engañemos, siempre habrá espacio para el humor en un país libre y republicano pero también sabemos que la libertad de pensamiento es otra cosa muy diferente.
Entre el reverendo Alegría y el bueno pero pesado de Flanders no será raro que Homero sufra lo mismo que cualquier hijo de vecino cuando lo quieren meter por narices en una forma fantasiosa de concebir el mundo por el acto mágico de creer en un dios y así vivir reinterpretando las absurdas abominaciones de la Biblia, ni más ni menos.